Políticos de la oposición y ecologistas cuestionan en Nicaragua el proyecto de construcción de un canal interoceánico de gran calado impulsado por el gobierno del presidente Daniel Ortega, una obra que califican de “estafa” porque estaría a cargo de una dudosa empresa china radicada en Hong Kong.
Según opositores de Ortega, la concesionaria HK Nicaragua Canal Development Investment Co. Limited, que se haría cargo de la construcción del canal y de su gestión durante 50 años, prorrogables otras cinco décadas, es una corporación de origen oscuro que fue creada hace solo 10 meses no por expertos en este tipo de obras sino por un abogado.
El presidente Ortega indicó el mes pasado que la obra, cuyo trazado está aún por definir y tendría un costo de $40 mil millones de dólares, podría partir desde la bahía de Bluefields en el Mar Caribe, atravesar el país por el Gran Lago y salir por Rivas, en la costa del Pacífico sur nicaragüense, un trayecto de 286 kilómetros de extensión.
De acuerdo con el gobierno nicaragüense, el canal, que sería más ancho, más largo y de mayor calado que el de Panamá, permitiría duplicar los ingresos anuales que recibe Nicaragua para el 2018, y sería una importante fuente de empleo que elevaría de poco más de 600 mil a 1,9 millones la fuerza laboral del país.
La ejecución de la obra, que recibiría luz verde en una sesión plenaria del Congreso de Nicaragua este jueves13 de junio ya que el gobernante Frente Sandinista cuenta con mayoría de escaños (63 de 92), vendría a demostrar la creciente influencia de China en Latinoamérica, y su especial interés en Centroamérica.
La semana pasada el presidente chino, Xi Jinping, estuvo de visita dos días en la vecina Costa Rica, donde suscribió acuerdos de cooperación sobre infraestructura, energía, educación y comercio por valor de cerca de $2 mil millones de dólares, que equivalen casi el cuatro por ciento del Producto Interno Bruto de esa pequeña nación centroamericana.
Luego de construir con éxito el Canal de Suez, los franceses proyectaron en el siglo XIX hacer una obra mucho más difícil uniendo el Mar Caribe y el Pacífico por Centroamérica, y las rutas de las que se habló entonces eran tres: por el Istmo de Tehuantepec (México), muy pronto descartada por su alto costo, una por Nicaragua y otra por Panamá, cuyo canal se inauguró en 1914.
Según opositores de Ortega, la concesionaria HK Nicaragua Canal Development Investment Co. Limited, que se haría cargo de la construcción del canal y de su gestión durante 50 años, prorrogables otras cinco décadas, es una corporación de origen oscuro que fue creada hace solo 10 meses no por expertos en este tipo de obras sino por un abogado.
El presidente Ortega indicó el mes pasado que la obra, cuyo trazado está aún por definir y tendría un costo de $40 mil millones de dólares, podría partir desde la bahía de Bluefields en el Mar Caribe, atravesar el país por el Gran Lago y salir por Rivas, en la costa del Pacífico sur nicaragüense, un trayecto de 286 kilómetros de extensión.
De acuerdo con el gobierno nicaragüense, el canal, que sería más ancho, más largo y de mayor calado que el de Panamá, permitiría duplicar los ingresos anuales que recibe Nicaragua para el 2018, y sería una importante fuente de empleo que elevaría de poco más de 600 mil a 1,9 millones la fuerza laboral del país.
La ejecución de la obra, que recibiría luz verde en una sesión plenaria del Congreso de Nicaragua este jueves13 de junio ya que el gobernante Frente Sandinista cuenta con mayoría de escaños (63 de 92), vendría a demostrar la creciente influencia de China en Latinoamérica, y su especial interés en Centroamérica.
La semana pasada el presidente chino, Xi Jinping, estuvo de visita dos días en la vecina Costa Rica, donde suscribió acuerdos de cooperación sobre infraestructura, energía, educación y comercio por valor de cerca de $2 mil millones de dólares, que equivalen casi el cuatro por ciento del Producto Interno Bruto de esa pequeña nación centroamericana.
Luego de construir con éxito el Canal de Suez, los franceses proyectaron en el siglo XIX hacer una obra mucho más difícil uniendo el Mar Caribe y el Pacífico por Centroamérica, y las rutas de las que se habló entonces eran tres: por el Istmo de Tehuantepec (México), muy pronto descartada por su alto costo, una por Nicaragua y otra por Panamá, cuyo canal se inauguró en 1914.