Un funcionario local y un analista dicen que los residentes de una aldea en Níger, donde murieron cuatro soldados estadounidenses este mes, podrían haber entretenido a los soldados mientras se preparaba una emboscada en su contra y habrían ayudado a atraer a las víctimas hacia la trampa mortal.
“Los atacantes, los bandidos, los terroristas nunca han tenido falta de cómplices entre la población local”, dijo Almou Hassane, alcalde de Tongo-Tongo, donde ocurrió el ataque.
En lo que se cree es la primera entrevista a medios occidentales, Hassane dijo a la Voz de América que el jefe de la aldea en Tongo-Tongo, Mounkaila Alassane, fue arrestado tras el ataque, lo cual daría credibilidad a la sospecha del involucramiento de los locales.
En la conversación telefónica con el servicio francés-africano de la VOA, el alcalde Hassane dijo que los estadounidenses muertos eran parte de una patrulla formada por ocho soldados de EE.UU. y unos 20 de Níger, que llegó a bordo de camiones pickups a la aldea cerca de frontera con Mali, la tarde antes del ataque.
“Deben haber pasado la noche en el noroeste de Tongo-Tongo”, dijo Hassane.
Moussa Askar, director del periódico lEvènement de Niamey, la capital de Níger, dijo que los soldados se encontraban tras la pista de un cómplice de Abu Adnan al-Sahraoui, un ex miembro del Movimiento de la Unidad y el Yihad en Africa Occidental (MUJAO), que se unió al grupo terrorista Estado islámico en el desierto del Sahara.
Aksar, un especialista en el terrorismo, dijo a la VOA que miembros de la patrulla interrogaron a los residentes y éstos alargaron las conversaciones, posiblemente para dar tiempo a los atacantes para organizar la emboscada.
La versión en EE.UU.
Mientras tanto, en Washington, el máximo comandante de Estados Unidos — el general de Infantería de Marina Joseph Dunford— reveló que la unidad de las fuerzas especiales estadounidenses que fue emboscada por milicianos extremistas en Níger no pidió ayuda hasta una hora después de su primer contacto con el enemigo, explicó el lunes
El jefe del Estado Mayor Conjunto intentó aclarar algunos de los detalles oscuros sobre el ataque, que desencadenó una agria disputa política.
Dunford dijo a la prensa que los estadounidenses, incluidas las familias de los soldados caídos, merecen respuestas sobre la emboscada mortal en el país africano. Pero señaló que aún le faltan muchos detalles sobre cómo se desarrolló el ataque y pidió paciencia conforme avanza la investigación militar.
La descripción que hizo Dunford del incidente indicó cómo se había alargado el ataque de media mañana y que pasaron muchas horas hasta que los muertos y heridos fueron evacuados. El general dijo que “en cuestión de minutos” desde que la unidad pidió asistencia, un dron estadounidense se había colocado en posición sobre la zona, proporcionando vigilancia y videos. Declinó precisar si la aeronave estaba armada, pero dijo que no había abierto fuego.
Pasó otra hora hasta que llegaron los cazas franceses, pero los heridos no fueron trasladados hasta la tarde, cuando llegaron helicópteros franceses junto con tropas adicionales de Níger. Los cuerpos de tres boinas verdes caídos fueron evacuados esa noche, dijo.
“No hago juicios sobre el tiempo que tardaron en pedir apoyo”, dijo Dunford. “No sé si pensaban que necesitaban apoyo antes de esa hora. No sé cómo se desarrolló este ataque. No sé cuál fue su evaluación inicial sobre a qué se enfrentaban”.
Dunford, un comandante curtido en batalla, recordó situaciones en las que “uno enfrenta contacto enemigo, su evaluación inicial es que puede gestionar ese contacto con los recursos que tiene”.
Dunford admitió que sigue habiendo muchas preguntas abiertas casi tres semanas después del ataque, como si el contingente estadounidense tenía la información, equipamiento y formación adecuada, si hizo una evaluación precisa de la amenaza en la zona, cómo se separaron los soldados en el combate y por qué llevó tanto tiempo recuperar el cuerpo del sargento La David Johnson, que estuvo dos días desaparecido antes de que tropas de Níger encontraran su cuerpo y lo entregaran a Estados Unidos.
El general explicó que la unidad de 12 efectivos de fuerzas especiales acompañó el 3 de octubre a 30 soldados de Níger en una misión de reconocimiento cerca del pueblo de Tongo Tongo, unos 85 kilómetros al norte de la capital. Terminaron pasando la noche allí y cuando regresaban a su base a la mañana siguiente, se encontraron con unos 50 combatientes enemigos que viajaban en vehículos y llevaban armas ligeras y lanzagranadas.
Al margen de los detalles en torno al ataque, la muerte de Johnson y la angustia de su familia han protagonizado una importante disputa política. Después de que el cuerpo del sargento fuera repatriado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que él había hecho más que cualquiera de sus predecesores por rendir homenaje a los caídos y consolar a las familias.
Entonces, la tía de Johnson acusó a Trump de “faltar al respeto” a su familia en su llamada de condolencias. En una inusual rueda de prensa, John Kelly, exgeneral de Infantería de Marina y actual jefe de despacho de la Casa Blanca, arremetió contra los críticos de Trump. El presidente continuó con sus críticas durante el fin de semana.
También el Congreso ha pedido respuestas. El senador republicano John McCain, presidente del Comité de Servicios Armados, amenazó la semana pasada con una citación a declarar para acelerar el flujo de información.
Dunford defendió la labor de la misión estadounidense en Níger. Las fuerzas de Estados Unidos han trabajado de forma intermitente en el país durante más de dos décadas, explicó. Actualmente, unos 800 efectivos apoyan una misión liderada por Francia para combatir a los grupos extremistas Estado Islámico, Al Qaeda y Boko Haram en el África occidental.