A pocos días de celebrarse el Día Mundial del Refugiado, el 20 de junio, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) acaba de despachar su informe global en el que destaca que, a lo largo de la última década, solo “alrededor de 385.000 personas” regresaron a sus hogares tras haber huido de sus países de origen.
En la década de 1990, un promedio de 1,5 millones de refugiados pudieron regresar a sus hogares cada año, en comparación a los 385.000 que han podido hacerlo en los últimos diez años, informó la agencia en un comunicado.
En total, 79,5 millones de personas estaban desplazadas a fines de 2019, la cifra más alta jamás registrada por ACNUR.
Según las estadísticas, el aumento anual, desde una cifra de 70,8 millones a fines de 2018, es el resultado de dos factores principales: los preocupantes desplazamientos en 2019 desde la República Democrática del Congo, el Sahel, Yemen y Siria y “la situación de los venezolanos fuera de su país”, ya que muchos de los cuales no están legalmente registrados como refugiados o solicitantes de asilo.
ACNUR marca “la reciente salida de venezolanos hacia América Latina y el Caribe” como una de las causas del actual ritmo de desplazamiento global.
Tal como lo han informado la ONU y otras entidades mundiales, hay hasta la fecha 4,5 millones de venezolanos “desplazados”, de los que al menos 93.300 tienen estatus de refugiado y 794.500 son solicitantes de asilo.
En la última década, los sirios representaron el mayor número de solicitantes de asilo, al presentar casi 1,4 millones de nuevas solicitudes en todo el mundo.
Sin embargo, Venezuela se ha convertido en el mayor país de origen de nuevas solicitudes de asilo. En promedio, 1.000 venezolanos solicitaron la condición de refugiados anualmente en los primeros años del último decenio. El número aumentó en los últimos dos años hasta superar los 341.000 en 2018 y 430.000 en 2019.
“Los venezolanos están abandonando su país debido a varios factores, incluyendo la violencia, la persecución y las crisis políticas y económicas”, concluye el extenso informe global de ACNUR.