Un exasesor de seguridad del primer ministro británico, Boris Johnson, ha revelado que Gran Bretaña ha lanzado una serie de ataques cibernéticos secretos contra líderes rusos y sus intereses para “imponer un precio mayor del que pudieran esperar” por su ofensiva cibernética contra Occidente.
Otros gobiernos aliados, incluyendo Estados Unidos, están haciendo lo mismo, dicen oficiales de inteligencia occidentales en lo que se está convirtiendo en un conflicto cibernético de "igual a igual" con el Kremlin en el llamado “espacio gris”, la brecha entre relaciones estatales normales y un conflicto armado.
“El hecho de que no veas lo que hacemos, no significa que no lo hagamos, porque nosotros no necesariamente hablaríamos de esas cosas”, dijo Mark Sedwill, hasta hace muy poco el funcionario civil de más alto rango en Gran Bretaña y asesor de Seguridad Nacional de Boris Johnson. Pero en una entrevista con el diario The Times, Sedwill subrayó que Londres está usando ofensivas cibernéticas para responder a los ataques cibernéticos de Rusia, su guerra de desinformación y campañas de interferencia.
“Buscamos imponer un precio, usualmente un precio mayor de lo que alguien pudo haber esperado cuando creemos que es correcto y necesario”, dijo. “No podemos dejarle la iniciativa a nuestros adversarios”.
Gran Bretaña ha tenido una capacidad de ofensiva cibernética por más de una década y la ha usado contra el Estado Islámico (ISIS), incluyendo ofensivas contra los drones de baja tecnología que la organización terrorista musulmana usaba en Mosul en el 2018. Pero los funcionarios rara vez comentan sobre cómo se defienden en estos casos o cómo realizan ataques cibernéticos, ni tampoco han descrito lo que consideran blancos legítimos fuera de una situación de guerra declarada.
El mes pasado, el general Patrick Sanders, quien encabeza el mando estratégico británico, levantó levemente el velo, diciéndoles a los reporteros que en teoría, Inglaterra tiene la habilidad para “degradar, interrumpir e incluso destruir capacidades críticas e infraestructura de aquellos que nos harían daño, incluyendo blancos tácticos o estratégicos”. Los militares británicos trabajan coordinados con GCHQ, la agencia británica de inteligencia electrónica.
Desde la primera vez, Sedwill dijo que Inglaterra ha usado sus capacidades para ofensivas cibernéticas para responder al ataque de novichok del 2018 contra Sergei Skripal, el ex doble agente ruso en la ciudad inglesa de Salisbury.
“Tras el ataque de Salisbury, el primer uso de armas químicas contra un país en Europa en un siglo, nosotros respondimos en formas visibles. Expulsamos a toda la red de inteligencia rusa en Gran Bretaña”, dijo. “Pero también tomamos una serie de otras medidas discretas incluyendo atacar los flujos de dinero ilegal que salían de Rusia, y también medidas encubiertas, de las cuales obviamente no puedo hablar”.
Los comentarios de Sedwill sugieren que las potencias occidentales están empezando cada vez más a quitarse los guantes en una Guerra Gris cada vez más intensa con Rusia, así como contra Irán, China y Corea del Norte. “Es importante que seamos capaces de maniobrar en el espacio gris, en esa zona, y hacerlo efectivamente. No podemos dejar la iniciativa a nuestros adversarios”, afirmó.
La semana pasada, fiscales federales revelaron encausamientos contra seis operativos de inteligencia militares rusos por una serie de ataques cibernéticos en una ofensiva destinada a socavar las democracias occidentales al crear confusión en todo, desde las elecciones estadounidenses del 2016 hasta los juegos olímpicos de Corea del Sur en el 2018. Los encausamientos fueron el resultado de prolongadas investigaciones por analistas del FBI, en cooperación con Google, Cisco, Facebook y Twitter, así como con agencias de inteligencia occidentales, incluyendo las de Inglaterra.
Las operaciones cibernéticas rusas incluyeron el lanzamiento de ataques al sistema de energía de Ucrania, impactando a cientos de miles de ucranianos en medio del invierno, la candidatura presidencial de Emmanuel Macron en Francia y la investigación inglesa del ataque con un gas nervioso ruso en Salisburyen en 2018, dicen fiscales estadounidenses y oficiales de inteligencia británicos. Afirman que los agentes rusos que trabajan para la unidad militar de inteligencia rusa GRU, buscaron poner las sospechas de los ataques en otros países.
Los fiscales estadounidenses dicen que en el caso de los Juegos Olímpicos de Corea del Sur, los hackers rusos estudiaron las tácticas de su contraparte, Corea del Norte, para poder copiarlas y lanzar una nube de sospechas sobre Pyongyang.
Maria Zakharova, portavoz del Ministerio Ruso de Asuntos Exteriores, desechó la semana pasada los alegatos sobre operaciones cibernéticas rusas, diciendo en una rueda de prensa que las acusaciones eran producto de alguien con una “rica imaginación”. “Es un cierto tipo de un cocktail diabólico de perfumes”, le dijo Zakharova a los periodistas.
Thomas Rid, un académico estadounidense y autor del recientemente publicado libro “Medida Activa”, dijo que el nivel de detalles en el encausamiento posiblemente refleja el grado al cual las operaciones de la unidad GRU han sido infiltradas.
“Las comunidades de inteligencia de los Cinco Ojos sospecho deben tener una impresionante visibilidad en las operaciones de inteligencia militares rusas como para desechar las revelaciones de hoy”, dijo en un tuit luego de hacerse públicos los encasuamientos.