Desde hace meses, las autoridades estadounidenses han estado advirtiendo sobre un repunte de los ataques cibernéticos durante la pandemia del nuevo coronavirus, pero no han señalado en específico a ningún país.
Ahora, cuando la carrera global por una vacuna para el coronavirus se acelera y los piratas apuntan a investigaciones científicas relacionadas, los funcionarios se preparan para desenmascarar a un viejo adversario cibernético: China.
En una advertencia conjunta que será divulgada en los próximos días, el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional acusarán a China de tratar de sustraer investigaciones relacionadas con vacunas, tratamientos test para el virus.
“Yo pienso que es lo que debe suceder”, dijo Bradshaw a la VOA. “Es una decisión política señalar al gobierno comunista chino y decir al mundo que está tratando activamente de robar tecnología estadounidense”.
El FBI no hizo comentarios y el Departamento de Seguridad Nacional no respondió a una solicitud al respecto.
Estados Unidos por muchos años ha identificado a China, Rusia y Corea del Norte como las grandes fuentes de ataques cibernéticos, y acusado a Beijing de robar propiedad intelectual estadounidense para obtener una ventaja competitiva sobre Washington.
“¿Qué hay nuevo con China?”, preguntó el presidente Donald Trump durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca cuando le preguntaron sobre el reporte sobre el presunto robo de las investigaciones de la vacuna.
Acusar públicamente a China de tratar de robar investigaciones relacionadas con vacunas de COVID-19 probablemente aumentará las tensiones entre Washington y Beijing, en medio de los esfuerzos de la administración Trump de culpar de la pandemia a China, donde se originó, y de no actuar con rapidez para advertir a otros países y bloquear la expansión del coronavirus.
La semana pasada, la Agencia Estadounidense de Ciberseguridad y Seguridad de Infraestructura y el Centro Nacional de Ciberseguridad de Gran Bretaña dijeron que estaban investigando un número de incidentes relacionados con compañías farmacéuticas, organizaciones de investigaciones médicas y universidades.
“Las organizaciones involucradas en investigaciones relacionadas con la COVID-19 son blancos atractivos para (piratas cibernéticos) que buscan obtener información para sus esfuerzos domésticos de investigaciones médicas relacionadas con el COVID-19”, dijeron las agencias en un comunicado.
Hay una búsqueda febril de una vacuna para COVID-19 en varios países. La Organización Mundial de la Salud (OMS) está siguiendo el desarrollo de ocho vacunas en la fase de evaluación clínica, dos de ellas en Estados Unidos y cuatro en China. A eso se suman al menos 100 candidatas a vacunas en la etapa de evaluación preclínica a nivel global.
Para China, la oportunidad de fabricar con rapidez una vacuna exitosa forma parte de su esfuerzo para obtener una ventaja geopolítica sobre Estados Unidos y promover su salud pública, afirman los funcionarios.
“Es de gran importancia, no solo desde un valor comercial, porque cualquier país, compañía o laboratorio que desarrolle esa vacuna primero y pueda producirla va a tener una historia de éxito geopolítico significativa”, dijo John Demers, el principal funcionario de seguridad nacional del Departamento de Justicia, el mes pasado.
Y con el largo historial de China en robos de propiedad intelectual, la noción de que Beijing pudiera estar tratando de sustraer investigaciones de vacunas y tratamientos para el coronavirus no luce muy descabellado, dijo Demers.
Los ciberataques rastreados hasta China se multiplicaron después del brote de coronavirus, pero China no es el único país involucrado en esto. El Grupo de Evaluación de Amenazas de Google descubrió a más de una docena de grupos piratas respaldados por gobiernos que usaron temas de COVID-19 para acceder a redes cibernéticas.
Google no identificó a los países, pero firmas de ciberseguridad del sector privado han puesto nombres a varios de ellos.
Desde enero hasta abril, piratas vietnamitas lanzaron ataques cibernéticos a blancos chinos para recabar inteligencia sobre la crisis del coronavirus, reportó el mes pasado FireEye.
En abril, piratas iraníes atacaron el laboratorio Gilead Sciences, fabricante del medicamento Remdesivir, recientemente aprobado en Estados Unidos para tratar la COVID-19.
Aunque los ataques estuvieron dirigidos a una amplia variedad de actividades, desde instituciones financieras italianas a piratas norcoreanos tratando de penetrar organizaciones de Corea del Sur, las investigaciones de vacunas y tratamientos son el blanco favorito de los gobiernos.
“No hay nada más valioso hoy que las investigaciones biomédicas relacionadas con vacunas y tratamientos para el coronavirus”, sentenció Demers.