La presidenta de la Comisión Europea propuso el miércoles una reducción más ambiciosa de las emisiones de gases de efecto invernadero en el bloque, fijando una meta de reducción del 55% para 2030, considerablemente más alta que el 40% actual.
En declaraciones ante el Parlamento Europeo, Ursula Von der Leyen, dijo que el nuevo objetivo será “demasiado para algunos e insuficiente para otros”, pero debería ayudar a la UE a alcanzar una huella de dióxido de carbono cero para 2050.
“Nuestra economía y nuestra industria pueden lograrlo, y también quieren hacerlo”, dijo Von der Leyen al presentar sus prioridades del año en su primer discurso sobre el Estado de la Unión en la cámara europea.
Los líderes de la UE acordaron el año pasado alcanzar la neutralidad de emisiones para la mitad del siglo.
Von der Leyen añadió que quiere que el 37% del fondo de recuperación del coronavirus aprobado en verano por los estados miembros se gastara en objetivos medioambientales, y que el 30% del fondo se recaudaría con bonos “verdes” destinados a tener un impacto positivo en el medio ambiente.
La UE también quiere dedicar un cuarto de su presupuesto a abordar el cambio climático y trabajar para derivar un billón de euros (1,1 billones de dólares) a inversiones para hacer la economía comunitaria más sostenible durante los próximos 10 años.
Según la UE, sus emisiones de gases de efecto invernadero ya han bajado un 23% entre 1990 y 2018, un periodo en el que la economía creció en un 61%.
Los líderes mundiales acordaron hace cinco años en París mantener el calentamiento global por debajo de 2 grados Celsius (3,6 grados Fahrenheit), idealmente no más de 1,5 grados Celsius (2,7 Fahreneit) para final de siglo. Los científicos dicen que los países incumplirán ampliamente esos dos objetivos a menos que se tomen medidas drásticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Von der Leyen también confirmó que la UE prepara alguna clase de impuesto sobre las emisiones para evitar una situación en la que algunos países reduzcan sus emisiones mientras importan bienes asociados a emisiones de CO2.
“El carbono debe tener su precio, porque la naturaleza ya no puede pagar este precio”, afirmó.
Aunque respaldaron la idea de un “mecanismo de ajuste” en las fronteras europeas, los miembros del grupo Verde en el Parlamento Europeo dijeron que el objetivo propuesto del 55% era demasiado bajo y pidieron elevarlo al 65%.
“Las sequías e incendios globales muestran que necesitamos más esfuerzos para limitar el calentamiento global”, indicaron los Verdes en un tuit.
La organización ecologista Friends of the Earth también se mostró crítica e instó a la UE a adoptar una economía libre de combustibles fósiles “para evitar un calentamiento devastador”.