Ritesh Mehra es un capitán de barco que firmó un contrato de cuatro meses en un buque que cargaría gas licuado en julio del año pasado. Pero más ocho meses después, él y su tripulación todavía están atrapados en el barco, sin poder zarpar debido a la pandemia de coronavirus.
“La parte de no poder regresar a casa a tiempo, y la idea de estar encadenado a este lugar en particular, y de alguna manera también se puede decir (es como una) cárcel, está afectando a la tripulación ahora. Están pensando más en ello que en el trabajo real", dijo Mehra a la Voz de América.
Miles de marinos están varados en todo el mundo debido a la pandemia del coronavirus. Los defensores de la gente de mar dicen que se trata de una "crisis humanitaria" que amenaza las cadenas de suministro.
Se estima que hay 1,6 millones de marinos en todo el mundo. En tiempos normales, trabajan contratos de cuatro a seis meses antes de que las cuadrillas pasen a rotación, pero las restricciones de viaje globales hicieron que esas rotaciones fueran cada vez más difíciles, según Guy Platten, de la Cámara Naviera Internacional.
"Para el otoño, teníamos más de 400 mil que estaban mucho más allá de la duración de su gira original, y algunos de ellos habían estado a bordo durante más de un año, hasta 18 meses", dijo Platten a la VOA.
Platten estima que unos 100 mil marinos todavía están varados.
“Lo que realmente teme ahora es que, justo cuando estábamos empezando a progresar, con las nuevas variantes está empezando a empeorar de nuevo. Y, por supuesto, con (la) idea de que los países introduzcan algún tipo de pasaporte de vacuna a medida que salen de COVID, simplemente volverá a la casilla uno", indicó desesperanzado.
En las aguas de Hong Kong, decenas de barcos están anclados y sus tripulaciones no pueden desembarcar debido a la pandemia. El reverendo Stephen Miller, de Mission to Seafarers (Misión para Gente de Mar), dirige una operación de suministros que entrega productos como tarjetas SIM de teléfonos móviles y bocadillos a los miembros de las tripulaciones en los buques. Miller teme por su salud mental.
“Puedes imaginártelo por ti mismo, has estado planeando ir a casa, has estado planeando hacer cosas con tu familia, o tal vez ver a un niño pequeño por primera vez en muchos, muchos meses, y luego te lo quitan. Eso, obviamente, conduce a la tristeza, que puede conducir a la depresión", explica el misionero a la VOA.
Varias empresas navieras, organismos comerciales y organizaciones laborales marítimas han firmado la "Declaración de Neptuno sobre el bienestar de la gente de mar y el cambio de tripulación". El documento exige que todas las naciones reconozcan a la gente de mar como trabajadores clave, les permitan viajar y les ofrezcan prioridad para ser vacunados.
La directora Karynn Marshall habló con la Voz de América en su camino de regreso a Texas, después de estar varada en el mar durante varios meses.
“Los marineros mercantes definitivamente deberían ser una prioridad cuando se trata de recibir una vacuna. Y el hecho de que no lo estemos es una locura para mí. Creo que las empresas deberían trabajar para sus empleados, dándoles la vacuna para que podamos comenzar al cambio de cuadrilla normal, rotaciones normales, y que todos podamos volver con nuestras familias”.
Los signatarios de la Declaración de Neptuno dicen que la gente de mar desempeñará un papel vital en el mantenimiento de las cadenas de suministro necesarias para implementar los programas mundiales de vacunación, y todos los países deben reconocerlos como trabajadores clave.
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