El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, no cumplió el martes el plazo de medianoche para formar una nueva coalición de gobierno, lo que plantea la posibilidad de que su partido Likud sea empujado a la oposición por primera vez en 12 años.
El plazo cerró una ventana de cuatro semanas otorgada a Netanyahu por el presidente de Israel.
El asunto ahora vuelve al presidente Reuven Rivlin, quien anunció poco después de la medianoche que se comunicaría el miércoles con los 13 partidos con escaños en el parlamento para discutir "el proceso de formación de un gobierno".
Se espera que Rivlin en los próximos días dé a uno de los oponentes de Netanyahu la oportunidad de formar un gobierno de coalición alternativo.
También podría pedir al parlamento que seleccione a uno de sus propios miembros como primer ministro.
Si todo lo demás falla, el país se vería obligado a participar en otra elección este otoño, la quinta en poco más de dos años.
La agitación no significa que Netanyahu sea expulsado de inmediato como primer ministro.
Pero ahora enfrenta una seria amenaza a su largo gobierno.
Sus oponentes, a pesar de las profundas diferencias ideológicas, ya han mantenido conversaciones informales en las últimas semanas con la esperanza de forjar un acuerdo para compartir el poder.
Netanyahu que está siendo juzgado por cargos de corrupción, había luchado por asegurar una mayoría parlamentaria desde el 23 de marzo, cuando las elecciones terminaron en un punto muerto por cuarta vez consecutiva en los últimos dos años.
