La tregua entre las dos principales pandillas rivales de El Salvador, será verificada por la Organización de los Estados Americanos (OEA), según lo anunció ayer su secretario general José Miguel Insulza, quien se reunió con los pandilleros en un centro penal de ese país.
Insulza reconoció que combatir la delincuencia es difícil pero se mostró esperanzado en que la tregua, que ya ha significado la reducción sensible del número de homicidios en El Salvador, va a funcionar.
"El tema de la violencia, cómo reducir la violencia ha sido recurrente, se habla mucho de eso —dijo Insulza— pero de al rato como que se pierde la esperanza, y ahora estamos en un proceso que nos infunde mucha esperanza, mucho entusiasmo y vamos a trabajar en lo que podamos".
El secretario general también despejó una de las preocupaciones de los críticos del proceso y de la misma visita de Insulza, al afirmar que si bien la OEA está dispuesta a apoyar verificando la tregua entre pandillas, eso no significa que se les reconozca como grupos beligerantes.
“Legitiman la estrategia de reducción de la violencia y combate del crimen en el país”, pero nada más, añadió el ministro de Justicia y Seguridad Pública, David Munguía Payés.
Luego de la reunión con Insulza, los pandilleros se comprometieron a desarmarse parcialmente, aunque sin explicar el alcance real de esta medida. “Nuestro gesto consiste en un simbólico desarme parcial de nuestras estructuras. Las armas depuestas serán entregadas al secretario general de la OEA para su posterior destrucción por medio de los facilitadores: (el obispo castrense Fabio) Colindres y (el ex comandante guerrillero) Raúl Mijango”, dijeron en un comunicado leído a la prensa.
Mientras esta reunión se desarrollaba, dos fosas clandestinas eran inspeccionadas por forenses, para rescatar los cadáveres de al menos 5 estudiantes que fueron privados de libertad en junio y que habrían sido asesinados por sus captores, presumiblemente miembros de las maras. (Contribuyó a esta nota, Nery Mabel Reyes, de la Voz de América, en San Salvador).
Insulza reconoció que combatir la delincuencia es difícil pero se mostró esperanzado en que la tregua, que ya ha significado la reducción sensible del número de homicidios en El Salvador, va a funcionar.
"El tema de la violencia, cómo reducir la violencia ha sido recurrente, se habla mucho de eso —dijo Insulza— pero de al rato como que se pierde la esperanza, y ahora estamos en un proceso que nos infunde mucha esperanza, mucho entusiasmo y vamos a trabajar en lo que podamos".
El secretario general también despejó una de las preocupaciones de los críticos del proceso y de la misma visita de Insulza, al afirmar que si bien la OEA está dispuesta a apoyar verificando la tregua entre pandillas, eso no significa que se les reconozca como grupos beligerantes.
“Legitiman la estrategia de reducción de la violencia y combate del crimen en el país”, pero nada más, añadió el ministro de Justicia y Seguridad Pública, David Munguía Payés.
Luego de la reunión con Insulza, los pandilleros se comprometieron a desarmarse parcialmente, aunque sin explicar el alcance real de esta medida. “Nuestro gesto consiste en un simbólico desarme parcial de nuestras estructuras. Las armas depuestas serán entregadas al secretario general de la OEA para su posterior destrucción por medio de los facilitadores: (el obispo castrense Fabio) Colindres y (el ex comandante guerrillero) Raúl Mijango”, dijeron en un comunicado leído a la prensa.
Mientras esta reunión se desarrollaba, dos fosas clandestinas eran inspeccionadas por forenses, para rescatar los cadáveres de al menos 5 estudiantes que fueron privados de libertad en junio y que habrían sido asesinados por sus captores, presumiblemente miembros de las maras. (Contribuyó a esta nota, Nery Mabel Reyes, de la Voz de América, en San Salvador).