Los legisladores republicanos en la Cámara de Representantes revirtieron el martes bajo presión del presidente electo Donald Trump, sus planes para eliminar un panel legislativo independiente de ética.
La decisión, menos de 24 horas después de haberla anunciado, tiene lugar en el primer día de sesiones del 115 Congreso, una ocasión que normalmente se reserva para ceremonias y tradición en el Capitolio.
Voto a puerta cerrada
El lunes, los republicanos en la Cámara de Representantes votaron a puerta cerrada para otorgar a los legisladores control absoluto de la Oficina de Ética del Congreso, el cuerpo independiente creado en 2008 para investigar quejas sobre mala conducta de los legisladores. La oficina fue creada después de varios escándalos de soborno y corrupción que llevaron a varios miembros del Congreso a la cárcel.
El movimiento no fue visto con buenos ojos por el mismo presidente electo Donald Trump.
En un tuit, Trump criticó a los republicanos en la Cámara de Representantes por hacer una de sus prioridades de voto la reforma de la Oficina Independiente de Ética del Congreso cuando habían asuntos más importantes como la reforma tributaria y la Ley Asequible de Salud conocida como Obamacare.
"Con todo lo que el Congreso tiene que trabajar, ¿realmente tienen que hacer el debilitamiento de esta oficina independiente de vigilancia, por injusta que sea, su acto número uno y su prioridad", preguntó Trump a través de Twitter la mañana después de la sorpresa y el movimiento secreto de los republicanos en la Cámara de Representantes.
Horas más tarde, la Cámara de Representantes decide dar marcha atrás.
El líder de la mayoría de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, presentó una moción para restaurar las reglas actuales de la Oficina Independiente de Ética del Congreso (OCE, por sus siglas en inglés) y fue aceptado por la conferencia republicana.
La reforma de esta oficina, que provocó una furiosa respuesta de los demócratas y de grupos de vigilancia del gobierno era parte de un paquete de reglas que iba a ser sometido a voto este martes ante el pleno de la Cámara, pero finalmente quedó en nada.
Las nuevas reglas de la discordia que no se aprobaron
El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, quien había peleado contra el cambio unilateral de reglamentación emitió un comunicado minimizando las nuevas reglas que se iban a implementar e insistió que la Oficina de Ética del Congreso operararía independientemente a pesar de que esté bajo la supervisión del Comité de ética de la Cámara de Representantes.
“Todos los miembros del Congreso están obligados a ganar la confianza del público todos los días, y esta Cámara hará que los miembros rindan cuentas a la gente", dijo Paul Ryan
Bajo los cambios en las reglas del juego impulsadas por el republicano de Virginia, Bob Goodlatte, la Oficina no partidaria de Etica del Congreso caería bajo el control del Comité de Ética de la Cámara, la cual es administrada por los legisladores.
Esta sería llamada la Oficina de Revisión de Quejas del Congreso y los cambios podrían requerir que “cualquier asunto que pueda involucrar una violación criminal debe ser referida al Comité de Ética para que a su vez la refiera a las agencias de la ley y el orden correspondientes después de un voto afirmativo de sus miembros.
En este sentido los legisladores tendrían la última palabra sobre algún colega implicado.
La líder de la minoría demócrata, Nancy Pelosi reaccionó amargamente y dijo que los “republicano reclaman que quieren drenar el pantano, pero la noche antes de que el nuevo Congreso tome juramento, los republicanos en la Cámara de Representantes han eliminado el único ente de supervisión de ética sobre sus acciones. Evidentemente, la ética es la primera víctima del Congreso republicano”.