El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quiere “fortalecer” el debilitado proceso de diálogo con la oposición al incluir a la ONU y a otros organismos internacionales, con miras a superar la crisis política que vive el país, dijo el mandatario en una entrevista con la cadena de televisión CNN en Español.
Nicaragua atraviesa por una ola de protestas antigubernamentales que suma más de tres meses y ha cobrado la vida de casi 300 personas, según organismos de derechos humanos.
Buscando apaciguar la peor crisis desde que retomó la presidencia en 2007, el exguerrillero del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) inició un proceso de diálogo mediado por la Iglesia Católica pero naufragó poco después ante la negativa de Ortega a convocar elecciones.
“Hemos tomado contacto con el secretario general de Naciones Unidas (António Guterres) y con diferentes organismos internacionales y con el cardenal (de Nicaragua, Leopoldo) Brenes”, dijo Ortega en un adelanto de una entrevista que CNN en Español le hizo el fin de semana y que difundirá completamente la noche del lunes.
“Vamos a buscar cómo crear las condiciones para fortalecer la comisión del diálogo y que esto nos ayude a que tengamos buenos resultados”, agregó.
Ortega, quien ha sido comparado con Anastasio Somoza, el brutal dictador que derrocó en 1979, aseguró que el número de muertos durante los 100 días de protestas es de 195, muy por debajo de los casi 300 que reporta el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) o los 485 registrados por la Asociación Nicaragüense Pro-Derechos Humanos (ANPDH).
“Los organismos de derechos humanos que han venido aquí (...) hacen visita de médico y nos caen encima”, se quejó durante la entrevista con el periodista Andrés Oppenheimer. “Están politizados, tienen una política sistemática contra el Gobierno y mueven gente para poner denuncias, inventan cualquier cosa”.
Un plan de Ortega para reducir los beneficios de los pensionados desató las manifestaciones a mediados de abril. El Gobierno se retractó de la medida poco después, pero su severa respuesta a las protestas generó más turbulencias por el rechazo a la gestión del mandatario izquierdista.
Los opositores exigen la renuncia de Ortega, a quien acusan de amañar elecciones, controlar medios, manipular la justicia y querer instaurar una “dictadura familiar” junto con su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
La pareja presidencial ha negado las acusaciones y sostiene que las protestas, que buscan su derrocamiento, son financiadas por Estados Unidos.
Al ser preguntado sobre si aceptaría un referéndum para celebrar elecciones presidenciales anticipadas, Ortega respondió: “Si la gente dice que sí, vamos a elecciones anticipadas y si la gente dice que ‘no’, van a decir que hicimos fraude”.
El lunes, las protestas continuaban en Managua pero, tras la fuerte represión de las últimas semanas, la afluencia era cada vez menor mientras los principales líderes de la “resistencia civil” buscan reorganizarse desde la clandestinidad.
Estados Unidos condena abusos de Derechos Humanos
Estados Unidos condenó el lunes la feroz represión de las protestas callejeras por parte de las fuerzas nicaragüenses y dijo que revocará las visas de los funcionarios vinculados con la violencia.
“Estados Unidos condena fuertemente la actual violencia en Nicaragua y los abusos a los derechos humanos cometidos por el régimen de Ortega en respuesta a las protestas”, dijo la Casa Blanca en un comunicado.
Washington dijo que interrumpió las ventas y donaciones adicionales de equipos policiales que podían ser utilizados para sofocar las protestas.
“El presidente Ortega y la vicepresidenta Murillo son los últimos responsables de la parapolicía pro-gubernamental que ha maltratado a su propio pueblo”, dijo la Casa Blanca.
Estados Unidos impuso sanciones el mes pasado contra tres funcionarios nicaragüenses de alto rango que a su juicio han estado involucrados en abusos a los derechos humanos.
Reuters