Decenas de miles de palestinos desplazados se han dirigido en los últimos días a Rafah, una ciudad de antemano abarrotada en el extremo sur de Gaza, según la ONU, huyendo de los bombardeos que Israel realiza en el centro de la Franja, donde hospitales reportan decenas de muertos el viernes.
La ofensiva aérea y terrestre israelí contra Hamás, que no tiene precedentes, ha desplazado a cerca del 85 % de los 2,3 millones de habitantes del sitiado enclave y llevó a oleadas de personas a refugiarse en zonas designadas por Israel como seguras, que igual han sido bombardeadas por el ejército israelí. Esto ha dejado a los palestinos con la angustiosa sensación de que no hay lugares seguros en el pequeño territorio.
La gente llegó a Rafah en camiones, autos y a pie. Aquellos que no han encontrado espacio en los refugios de antemano saturados han armado tiendas de campaña a los lados de las carreteras.
“La gente está utilizando cualquier espacio vacío para construir chozas”, dijo Juliette Touma, directora de comunicaciones de UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos. “Algunos duermen en sus autos y otros duermen al aire libre”.
La campaña israelí, que se va ampliando y ya arrasó gran parte del norte de Gaza, se centra ahora en los campos de refugiados urbanos de Bureij, Nuseirat y Maghazi, en el centro, donde los aviones de combate y la artillería han destrozado edificios.
Pero los combates no han remitido en el norte y la ciudad sureña de Jan Yunis, donde Israel cree que se esconden los dirigentes del grupo insurgente, también es un punto candente en la batalla. Los milicianos siguen disparando proyectiles, principalmente hacia el sur de Israel.
La guerra se ha cobrado ya la vida de más de 21.500 palestinos, la mayoría mujeres y menores, y provocó una crisis humanitaria que ha dejado hambrienta a un cuarto de la población.
Otros 187 palestinos murieron en diferentes puntos de la Franja de Gaza durante las últimas 24 horas, dijo el viernes Ashraf al-Qidra, portavoz del Ministerio de Salud en el territorio gobernado por Hamás —cuyo conteo de muertos no distingue entre víctimas civiles y combatientes.
Las autoridades israelíes han desestimado los llamados internacionales a un alto el fuego alegando que equivaldría a una victoria de Hamás, a quien han prometido desmantelar. Además, prometió que llevará de vuelta a casa a más de 100 rehenes que siguen retenidos por los insurgentes desde su ataque del 7 de octubre sobre el sur de Israel. El asalto palestino dejó unos 1.200 muertos, en su mayoría civiles.
El ejército israelí indicó que 168 de sus soldados han muerto desde el inicio de la ofensiva terrestre.
Llegada de los desplazados
En los últimos días, alrededor de 100.000 personas han llegado a Rafah, en la frontera con Egipto, dijo la ONU el jueves en la noche. Esto supone que una de las zonas con mayor densidad de población de la Franja alberga a aún más gente.
Israel ha ordenado a los habitantes del centro del enclave que evacuen la zona y se dirijan a Rafah y a la ciudad central de Deir al-Balah. Pero pese a la llegada de desplazados, Rafah no se ha librado del azote de las fuerzas israelíes.
El jueves en la noche, un ataque israelí destruyó un edificio residencial y mató a al menos 23 personas, según la oficina de prensa del cercano hospital Al-Kuwaiti.
Shorouq Abu Oun huyó de los combates en el norte hace un mes y se refugió en la casa de su hermana, próxima al lugar del ataque.
“Fuimos desplazados del norte y vinimos aquí porque ellos (el ejército israelí) dijeron que era seguro", afirmó Abu Oun desde el hospital al que se trasladaba a los muertos y heridos. “Ojalá nos hubieran martirizado allí (en el norte) y no hubiésemos venido aquí".
Ataques en el centro de Gaza
Los residentes dijeron el viernes que muchas viviendas fueron alcanzadas durante la noche en Nuseirat y Maghazi y reportaron intensos combates en Bureij. El hospital de los Mártires de Al Aqsa, en Deir al Balah, indicó que recibió los cadáveres de 40 personas, de las cuales 28 eran mujeres, de víctimas de los ataques.
“Están atacando por todas partes”, apuntó Saeed Moustafa en Nuseirat. “Matan a familias dentro de sus casas y en la calle. Matan en todas partes”.
Israel anunció esta semana la ampliación de su ofensiva terrestre hacia el centro del territorio, apuntando a un cinturón de barrios atestados que se construyeron para algunos de los cientos de miles de refugiados palestinos de la guerra de 1948 que rodeó a la creación de Israel.
Israel culpa del elevado número de víctimas mortales a Hamás, a quien acusa de infiltrarse entre la población civil, y sostiene que sus fuerzas han encontrado depósitos de armas y pozos de túneles subterráneos en edificios residenciales, escuelas y mezquitas.
Pero hasta su aliado más cercano, Estados Unidos, le ha pedido que tome más precauciones para evitar a la población civil y permitir la entrada de más ayuda. Israel sostiene que advierte a los residentes por varias vías para que abandonen las zonas que ataca.
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