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Pandillas declaran escuelas zonas de paz


En una segunda concesión, las dos pandillas principales acuerdan suspender los reclutamientos de niños y jóvenes en los centros educativos del país.

Las dos principales pandillas de El Salvador, la Mara Salvatrucha (MS-13) y la Barrio 18 se comprometieron esta semana a suspender los reclutamientos de niños y jóvenes en los centros educativos del país, que tradicionalmente había sido caldo de cultivo y campo de batalla para estas actividades.

Un comunicado conjunto dado a conocer en conferencia de prensa dice que “Hemos considerado hacer un segundo gesto de buena voluntad, el cual consiste en declarar todos los centros escolares del país, públicos y privados, como zonas de paz; es decir, ya no serán considerados como zonas en disputa territorial, lo cual permitirá que alumnos y maestros puedan desempeñar sus actividades educativas con toda normalidad, y los padres de familia se liberen de toda preocupación cuando envíen a sus hijos a la escuela”.

El primer gesto había sido decretar una tregua entre los dos rivales, que ha tenido como resultado la sensible disminución de homicidios en el país, de casi 14 diarios a más o menos 6.

En el pasado, cuando grupos de escolares rivales se encontraban a las horas de salida de las escuelas, era frecuente que se dieran combates callejeros en los que se lanzaban piedras, cuchilladas, balas y hasta granadas fragmentarias. Un uniforme equivocado en un lugar equivocado, fuera el estudiante pandillero o no, podía significar la muerte.

El comunicado incluye un compromiso adicional: “Asimismo declaramos que en adelante quedan abolidas todas las formas de reclutamiento involuntario de personas menores y mayores de edad en nuestras filas”.

El comunicado, dirigido “a todo el pueblo salvadoreño”, fue leído en el centro penal de Quezaltepeque ante los medios de comunicación. En el acto estuvieron presentes el obispo Fabio Colindres y el ex diputado efemelenista Raúl Mijango, que se cree han sido los facilitadores de estos entendimientos entre las pandillas rivales.

No obstante el sorpresivo anuncio, el “pago de la renta” que, bajo amenaza de muerte, cobran las pandillas solo por vivir, negociar o transitar en los barrios del país, sigue en pie hasta que se creen condiciones que permitan a los pandilleros y a sus familias compensar esa fuente de ingresos.

Los pandilleros dicen que también están dispuestos a trabajar, pero exigen empleos de calidad.

El Rector de la Universidad Centroamericana, padre José María Tojeira, insistió en que no basta con que los pandilleros se hayan convertido en buenas personas, sino que el gobierno debe profundizar en las causas de la delincuencia.

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