El papa Francisco advirtió este viernes en su primera reunión con los cardenales que le eligieron que "nunca debemos caer en el pesimismo, la amargura y el desaliento que el diablo nos ofrece todos los días".
En anticipación a su primer Angelus del domingo venidero y de la ceremonia que inaugurará su pontificado el próximo martes 19, el Papa recibió en audiencia a todos los cardenales – participantes y no participantes en el Cónclave que lo eligió— en la Sala Clementina.
Reconociendo el alto promedio de edad de los presentes, el papa les recordó que "estamos en la tercera edad, en el asiento de la sabiduría de la vida", invitando a los cardenales a dar "a los jóvenes nuestra sabiduría, que como el buen vino, mientras más añejo mejor se hace."
"Necesitamos nuevos métodos de evangelización", añadió.
El Papa volvió a dar muestras de la humildad que le caracteriza, cuando tras las palabras de bienvenida por el cardenal Angelo Sodano, se puso de pie para ir a encontrarlo, un gesto espontáneo y raro, pero que casi le cuesta una caída, al enredarse en la alfombra.
En su discurso, el Papa agradeció a los cardenales que lo eligieron.
"Extiendo a cada uno - dijo - un saludo cordial, empezando por el decano Angelo Sodano, quien dirigió palabras de devoción y deseos fervientes, y con él, doy las gracias al señor cardenal Tarcisio Bertone por su trabajo reflexivo en esta transición, el trabajo y el cariño del cardenal Giovanni Battista Re, quien ha sido nuestro líder en el Cónclave".
"Los cardenales son una comunidad" que se caracteriza "por la amistad y cercanía que es buena para todos", les dijo.
El Papa dijo estar seguro de que su elección se ha decidido al final por obra del Espíritu Santo, que ayudó a superar rápidamente las ideas preconcebidas en el Cónclave. "El Paráclito - dijo en su discurso- es la diferencia en la Iglesia, … hace que la unidad, no las diferencias, sino la armonía, dé a cada uno un carisma diferente y todos contribuyen".
También se refirió a su predecesor y dijo que estaba "agradecido" con Benedicto XVI quien "ha enriquecido a la Iglesia con su enseñanza de la fe, la humildad y la mansedumbre." Todo ello, agregó, "seguirá siendo una herencia espiritual para todos… el ministerio petrino vivido con total dedicación tuvo en él a un intérprete humilde y paciente".
En anticipación a su primer Angelus del domingo venidero y de la ceremonia que inaugurará su pontificado el próximo martes 19, el Papa recibió en audiencia a todos los cardenales – participantes y no participantes en el Cónclave que lo eligió— en la Sala Clementina.
Reconociendo el alto promedio de edad de los presentes, el papa les recordó que "estamos en la tercera edad, en el asiento de la sabiduría de la vida", invitando a los cardenales a dar "a los jóvenes nuestra sabiduría, que como el buen vino, mientras más añejo mejor se hace."
"Necesitamos nuevos métodos de evangelización", añadió.
El Papa volvió a dar muestras de la humildad que le caracteriza, cuando tras las palabras de bienvenida por el cardenal Angelo Sodano, se puso de pie para ir a encontrarlo, un gesto espontáneo y raro, pero que casi le cuesta una caída, al enredarse en la alfombra.
En su discurso, el Papa agradeció a los cardenales que lo eligieron.
"Extiendo a cada uno - dijo - un saludo cordial, empezando por el decano Angelo Sodano, quien dirigió palabras de devoción y deseos fervientes, y con él, doy las gracias al señor cardenal Tarcisio Bertone por su trabajo reflexivo en esta transición, el trabajo y el cariño del cardenal Giovanni Battista Re, quien ha sido nuestro líder en el Cónclave".
"Los cardenales son una comunidad" que se caracteriza "por la amistad y cercanía que es buena para todos", les dijo.
El Papa dijo estar seguro de que su elección se ha decidido al final por obra del Espíritu Santo, que ayudó a superar rápidamente las ideas preconcebidas en el Cónclave. "El Paráclito - dijo en su discurso- es la diferencia en la Iglesia, … hace que la unidad, no las diferencias, sino la armonía, dé a cada uno un carisma diferente y todos contribuyen".
También se refirió a su predecesor y dijo que estaba "agradecido" con Benedicto XVI quien "ha enriquecido a la Iglesia con su enseñanza de la fe, la humildad y la mansedumbre." Todo ello, agregó, "seguirá siendo una herencia espiritual para todos… el ministerio petrino vivido con total dedicación tuvo en él a un intérprete humilde y paciente".