El papa Francisco recibió este jueves una invitación para visitar Corea del Norte e indicó que consideraría hacer lo que sería un viaje histórico a la aislada nación del contexto internacional, según informaron funcionarios surcoreanos.
El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, transmitió verbalmente la invitación del líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, al Papa durante una reunión de 35 minutos en el Vaticano.
Cualquier visita sería la primera de un Papa al estado norcoreano, que no permite que los sacerdotes permanezcan allí estacionados permanentemente. Además, hay poca información sobre cuántos de sus ciudadanos son católicos, o cómo practican su fe.
El líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, le expresó al presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, quien profesa la fe católica, su deseo de reunirse con el Sumo Pontífice durante una reunión el mes pasado y el líder surcoreano anunció, antes del viaje, que transmitiría el mensaje.
Según la oficina del presidente, el papa Francisco expresó su firme apoyo a los esfuerzos para llevar la paz a la península de Corea. La oficina de Moon citó al Papa diciendo: "No te detengas, avanza. No tengas miedo".
Cuando le preguntaron si Kim Jong Un debía enviar una invitación formal, la oficina de Moon citó al Papa como respuesta: "su mensaje ya es suficiente, pero sería bueno que él enviara una invitación formal".
"Definitivamente responderé si recibo la invitación, y posiblemente puedo ir", dijo la oficina del presidente, citando al Papa.
Se espera que el Sumo Pontíce esté en Asia durante un viaje a Japón el próximo año.
Una declaración del Vaticano no hizo mención específica de la invitación verbal de Kim Jong Un, pero habló de "la promoción del diálogo y la reconciliación entre los coreanos", y de "el compromiso común de fomentar todas las iniciativas útiles para superar las tensiones que aún existen en la península coreana, con el fin de iniciar una nueva temporada de paz y desarrollo".
Implicaciones controversiales marcarían la visita:
Cualquier viaje a Corea del Norte, aunque sea breve, podría ser polémico para el papa Francisco.
La constitución de Corea del Norte garantiza la libertad de religión mientras no socave al estado. Pero más allá de un puñado de lugares de culto controlados por el estado, no se permite ninguna actividad religiosa abierta.
Los asesores más cercanos al Papa confirmaron que él está dispuesto a dar lo que llaman primeros pasos en lugares donde la Iglesia ha sido perseguida, con la esperanza de que la situación pueda mejorar.
Los funcionarios de la iglesia estiman que Corea del Norte tenía una comunidad católica de 55.000 fieles, justo antes de la Guerra de las Coreas, entre 1950 y 1953.