A medida que los evacuados de Mariúpol y otras ciudades ucranianas ocupadas se abren paso a través de Rusia hacia terceros países, comienzan a contar historias de sus angustiosos viajes y del trato mixto a manos por parte de las autoridades rusas.
Vlad Shorohov, de 25 años, vivía en Mariúpol. Exreportero y gerente de un restaurante, pudo escapar de la ciudad devastada por la artillería al evacuar a través de Rusia hacia Finlandia, donde actualmente trabaja en el sector de la construcción.
Shorohov se fue de Mariúpol el 20 de mayo con su madre, abuela, una sobrina y otros miembros de la familia y vecinos, después de pasar tres semanas en el sótano helado de un edificio de gran altura no lejos de la acería de Azovstal. En ese momento no tenían comida, agua ni electricidad.
Las nueve personas del grupo de Shorohov abandonaron el refugio tras una noche de fuertes bombardeos por parte de las fuerzas rusas. Él recuerda enterarse por un transeúnte de una evacuación organizada por los rusos. Se dirigieron hacia el punto de encuentro, donde los militares rusos les indicaron que caminaran en fila india hacia un puesto de control a siete kilómetros de distancia.
“Nos quedamos allí al aire libre y bajo fuego durante nueve horas. Nadie controlaba la cola” dijo a la VOA. “Miraron los pasaportes y dijeron: ‘Aquí está tu autobús; te llevará a Novoazovsk’”, una ciudad en el territorio ocupado del oblast de Donetsk, justo dentro de la frontera con Rusia.
Al grupo, a diferencia de otros, se le permitió permanecer unido de camino al pueblo de Oleksandrivske, donde los miembros se asentaron en un edifico escolar. Desde allí, se dirigieron al pueblo de Siedovo para reunirse con familiares, pero los detuvieron en un puesto de control y les dijeron que regresaran a Oleksandrivske para esperar el llamado procedimiento de “filtración”.
Denis Kochubey, portavoz del Ayuntamiento de Mariúpol, dijo a la VOA que el consejo ha recibido numerosos reportes de personas que han pasado por el proceso de filtración en el territorio ocupado de Ucrania y en la frontera rusa. Dijo que algunos ucranianos han sido seleccionados para una “filtración profunda”, un procedimiento que conlleva largos interrogatorios y, a menudo, palizas. Se utiliza principalmente contra los hombres, especialmente los que han servido en las fuerzas armadas.
“Si la persona tiene un tatuaje, algunos símbolos ucranianos, incluso una camiseta amarilla y azul, algo de literatura en lengua ucraniana, o dice de manera descuidada alguna palabra ucraniana, eso podría ser una razón para filtrar mucho” expresó Kochubey.
En el caso del grupo de Shorohov, apartaron a un hombre en el puesto de control en las afueras de Siedovo, donde lo interrogaron durante dos horas y le robaron más de la mitad de su dinero en efectivo. Pero en lugar de regresar a Oleksandrivske, luego se dirigieron hacia la frontera rusa, donde les dijeron a los los guardias fronterizos que ya habían sido filtrados y que se les permitía pasar.
Su tiempo en Rusia fue menos agitado. Llegaron a la ciudad sureña de Taganrog, pasaron una noche en casa de un amigo, y después viajaron en tren y taxi hasta la frontera con Finlandia. Shorohov fue sometido a un intenso interrogatorio en el lado ruso del cruce fronterizo, que incluyó la verificación de los datos de su teléfono y duró más de seis horas. Aún así, se le permitió irse.
Otro residente de Mariúpol, Kateryna Vovk, quien se fue de la ciudad un día antes que Shorohov con su marido y un niño de 3 años, explicó una historia similar. Su comida se estaba acabando; no tenían agua potable y no podían encontrar una manera segura de salir de la ciudad. Se enteraron de las evacuaciones rusas por un vecino, y llegaron al pueblo de Nikolske, el cual fue ocupado por las fuerzas rusas. Allí, la familia pasó una noche en un gimnasio escolar durmiendo en sillas. Había un poco de comida. Al día siguiente, llegaron ocho autobuses.
“Los conductores eran militares rusos. Aproximadamente trataron de irse entre 600 y 800 personas. Naturalmente, no todo el mundo cabía, y empezó una estampida. El conductor dijo que no llevarían a los hombres. Casi de rodillas, convencí a los militares para que nos llevaran a los tres” dijo Vovk a la VOA.
Ellos también fueron llevados a Taganrog, la ciudad con el campamento más grande para ucranianos. Después de filtrar, que en su caso se limitó al interrogatorio, la familia fue enviada a un gran gimnasio escolar tan lleno de gente que Vovk dijo que tuvo un ataque de pánico.
La familia salió de Taganrog lo antes posible. Tomaron el primer tren y llegaron después de unas 24 horas al óblast de Vladimir, al este de Moscú. Allí, fueron trasladados a un hotel en la ciudad de Kovrov por voluntarios locales que, según recordó, fueron amables, respetuosos y bien organizados.
“Entonces vino gente del comité investigativó y tomaron nuestros testimonios. Dijeron que seríamos la parte afectada en un crimen de guerra por parte de Ucrania” dijo.
Vovk rememoró que los voluntarios también les ayudaron a salir de Rusia. Igual que en el caso de Shorohov, para su familia fue más difícil salir de Rusia que entrar, pero al final se les permitió cruzar a Estonia.
“En la frontera, los oficiales rusos se comportaron terriblemente. Interrogaron a los hombres en una habitación separada durante cuatro horas, miraron sus teléfonos, leyeron su correspondencia, les desnudaron hasta quedar en calzoncillos, y examinaron sus tatuajes” dijo.
En marzo, Ucrania cerró su embajada y consulados en Rusia. Al mismo tiempo, más de un millón de ciudadanos ucranianos cruzaron la frontera con Rusia, según la agencia de los refugiados de Naciones Unidas. En su portal actualizado periódicamente, ACNUR reporta a más de 1,5 millones de refugiados ucranianos en Rusia.
Una portavoz de ACNUR explicó a la VOA que la organización no distingue entre los ucranianos que llegaron a Rusia voluntariamente o no: “Conocemos informes de deportaciones forzadas, pero no tenemos forma de verificar dichos reportes” dijo
Los medios rusos dicen que más de 2,1 millones de personas han llegado a Rusia desde Ucrania, incluidos los territorios temporalmente ocupados. Las autoridades rusas los caracterizan como refugiados y dicen que han recibido material de asistencia valorado en unos $72 millones.
Las autoridades ucranianas consideran a esas personas como deportados o expulsadas a la fuerza. Iryna Vereshchuk, viceprimera ministra para la reintegración de los territorios temporalmente ocupados, dijo a los medios ucranianos que 1,2 millones de ucranianos, incluidos 240,000 niños, han sido deportados a la fuerza a Rusia desde el comienzo de la guerra.
Desde el 24 de febrero, las fuerzas rusas han interrumpido la mitad de los corredores humanitarios organizados por las autoridades ucranianas, dijo en una sesión informativa.
Para muchos es difícil irse de Rusia por la falta de documentos o de dinero, o porque son trasladados a partes remotas del país, dijo Oleksandra Matviychuk, una abogada ucraniana de derechos humanos y directora del Centro para las Libertades Civiles.
“En una ocasión, una familia fue llevada a Vladivostok. La esposa estaba embarazada y el esposo no tenía documentos. No querían que su hijo naciera en Rusia y que recibiera documentos rusos” dijo a la VOA.
El Comité Internacional de la Cruz Roja tiene una oficina en Moscú que, dijeron en un correo electrónico a la VOA, "está apoyando el trabajo de la Cruz Roja Rusa, incluido un programa para brindar asistencia en efectivo a las personas que tuvieron que abandonar sus hogares como resultado del conflicto".
Pero muchos ucranianos tuvieron que huir de sus hogares con poca antelación sin sus documentos. Para ellos, reemplazar los documentos perdidos podría ser la tarea más desafiante, dijeron Matviychuk y los voluntarios rusos que hablaron con la VOA.
Según un voluntario en San Petersburgo, a quien la VOA no nombra por razones de seguridad, las organizaciones de voluntarios rusos brindan dinero en efectivo y asistencia práctica a los ciudadanos ucranianos que buscan salir del país, incluido el pago de la estadía de una noche y los billetes de tren o autobús.
No es difícil salir [de Rusia] si tienes documentos", dijo. "Pero es imposible salir con las copias de los documentos" o con la documentación electrónica, que es común en Ucrania. Se vuelve aún más difícil para las familias. con recién nacidos, que podrían no tener ningún documento, explicó.
En estos y otros casos similares, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania recomienda ponerse en contacto con las embajadas de Ucrania en los países cercanos o con la línea directa del Departamento de Servicios Consulares del Ministerio de Relaciones Exteriores para obtener ayuda.
“Cuando no hay nada en absoluto, el territorio es capturado y no hay acceso a sus documentos y varios sistemas, también impone dificultades para ayudar a estas personas”, dijo Oleg Nikolenko, un portavoz de MFA.
Mencionó que el gobierno ucraniano está haciendo lo que puede para ayudar. Además, Kyiv espera asistencia internacional.
“Se está considerando la posibilidad de involucrar a un tercer país, que podría, por ejemplo, ayudar con los servicios consulares”, expresó.
Nikolenko dijo que desde el comienzo de la guerra a gran escala, varios cientos de ciudadanos ucranianos se han puesto en contacto con los consulados ucranianos para pedir ayuda.
No todos los ucranianos quieren irse de Rusia, según Matviychuk, voluntarios y autoridades ucranianas. De nueve personas en el grupo de Shorohov, cuatro se quedaron en Rusia. Algunos ucranianos se reúnen con sus familiares en Rusia, encuentran empleo y alojamiento razonable. Otros, dijo Matviychuk, no van a ninguna parte debido al trauma emocional que experimentaron.
"Estuvieron en refugios antibombas durante varias semanas bajo el bombardeo ruso, sin comida, agua ni electricidad. Perdieron a sus familiares o seres queridos. Se encontraron en un país agresor, sin saber qué hacer. Me temo que muchas personas no tienen ninguna voluntad interna para luchar y escapar de estas circunstancias", dijo Matviychuk.
[Parte de la información para este informe provino de la TSN ucraniana y la agencia rusa Tass.]
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