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Paraguay: condenan a 30 años a expolicía por torturas durante la dictadura


Los exdetenidos políticos Carlos Casco, izquierda, y Bernardo Peñayo celebran mientras el tribunal anuncia una sentencia de 30 años de prisión para el expolicía Eusebio Torres Romero en el Palacio de Justicia de Asunción, Paraguay, el martes 20 de febrero de 2024.
Los exdetenidos políticos Carlos Casco, izquierda, y Bernardo Peñayo celebran mientras el tribunal anuncia una sentencia de 30 años de prisión para el expolicía Eusebio Torres Romero en el Palacio de Justicia de Asunción, Paraguay, el martes 20 de febrero de 2024.

Tribunal paraguayo condenó el martes a 30 años de cárcel a expolicía por haber torturas durante la dictadura militar de Alfredo Stroessner.

Un tribunal paraguayo condenó este martes a 30 años de cárcel al expolicía Eusebio Torres Romero por haber torturado a dos hombres y una mujer en 1976, durante la dictadura militar de Alfredo Stroessner, en la sede de Investigación de Delitos de la Policía Nacional.

Los jueces Juan Francisco Ortiz, Rossana Maldonado y Manuel Aguirre condenaron por unanimidad al también abogado de 88 años en un juicio sin precedentes, pues es la primera vez que se sentencia a un torturador de la dictadura en el proceso oral y público. Los juicios anteriores eran a puerta cerrada y mediante el manejo de expedientes.

Sin embargo, debido a su avanzada edad, Torres Romero guardará prisión domiciliaria, como lo dispone la ley paraguaya.

Para los jueces quedó probado que el expolicía de la dictadura de Stroessner (1954-1989) sometió “a todo tipo de torturas” a los hermanos Carlos Ernesto y Luis Alberto Casco, así como a Teresa Dejesús Aguilera de Casco —esposa de Carlos Ernesto— mientras estaban arrestados sin orden judicial bajo los cargos de ser “opositores y comunistas”.

Durante la lectura de la sentencia el juez Ortiz, presidente del Tribunal, dijo que Torres Romero “era el que dirigía los interrogatorios a los presos que estaban en Investigaciones de la Policía, porque era el único policía con título de abogado”.

Lo dicho, agregó Ortiz, fue corroborado por “prácticamente todos los testigos”, un total de 20 que declararon ante el tribunal.

La investigación del caso así como la acusación ante el tribunal estuvieron a cargo de la fiscal Sonia Sanguinés, quien había pedido una condena de 15 años de cárcel para Torres Romero. La agente del Ministerio Público demostró mediante los testimonios y otras pruebas que Torres Romero torturó física y psicológicamente a los hermanos Casco y a Aguilera.

De acuerdo con los testimonios vertidos en el juicio, Carlos Casco había entrado a Paraguay desde Argentina después de terminar sus estudios en abril de 1976. Su detención fue por estar afiliado a la Organización Político Militar y bajo los cargos de ser “comunista y opositor”. Una vez arrestado fue incomunicado y torturado física y psicológicamente.

A su hermano lo detuvieron en la ciudad de Villarrica —unos 150 kilómetros al este de la capital— sólo por ser su hermano y lo trasladaron hasta Asunción, donde lo mantuvieron en un calabozo junto con otros presos políticos e igualmente fue torturado.

Respecto de Aguilera, la fiscalía probó que fue apresada en la vía pública en la ciudad de Encarnación —361 kilómetros al sur de la capital— sin orden judicial, trasladada a Asunción y torturada estando embarazada.

Torres Romero participó del juicio por videoconferencia y durante la lectura de su sentencia miró fijamente a la cámara sin decir palabra.

“La condena al torturador terrorista Eusebio Torres es aleccionadora inclusive para el Ministerio Público que había pedido 15 años como acusador”, dijo a The Associated Press Najeeb Amado, titular del Partido Comunista del Paraguay.

Amado, quien asistió al juicio oral junto a familiares de las víctimas, agregó que pese a su avanzada edad "la condena es moral y es política. Tiene un peso extraordinario en ese sentido”.

Torres Romero pasa a integrar la lista de otros condenados por torturas en Paraguay, todos en procesos escritos.

En 2008 un informe final de la Comisión de la Verdad y Justicia que investigó las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura estableció que además de los más de 500 desaparecidos hubo 19.862 detenciones arbitrarias, 18.782 torturas en dependencias policiales, 59 ejecuciones extrajudiciales y 3.470 personas se exiliaron.

Stroessner, quien falleció a los 93 años en Brasil en 2006, nunca fue enjuiciado por esos crímenes.

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