Una Corte Suprema altamente dividida defendió el uso de una controversial droga para ejecutar la pena capital por inyección letal.
Por cinco votos a favor y cuatro en contra los jueces votaron en un caso de Oklahoma sobre el sedativo conocido como midazolam y resolvieron que sí se puede usar en ejecuciones sin violar una prohibición de la octava enmienda sobre castigo cruel y unusual.
La droga fue usada en ejecuciones en Arizona, Ohio y Oklahoma en 2014, pero tomó más tiempo en hacer efecto y creó preocupación al fallar en poner al reo en un estado de coma como parte del proceso de la ejecución.
El juez Samuel Alito escribió en nombre de la mayoría y dijo que los prisioneros que entablaron la demanda fallaron en no sugerir una alternativa al midazolam.
Alito añadió que la escasez de sedantes más efectivos podría trazar un movimiento contra la pena de muerte, el cual ha presionado a la industria farmaceutica para que deje de producir y distribuir las drogas para ejecuciones.
Los jueces John Roberts, Antonin Scalia, Anthony Kennedy y Clarence Thomas se sumaron a la mayoría.
Por su parte los que se oponen, como la jueza Sonia Sotomayor en su discurso de desacuerdo señaló que los reos con este fallo quedan expuestos a lo que bien podría significar el ser quemado en la hoguera.
Por primera vez en este fallo dos jueces en desacuerdo expresaron sus puntos de vista sobre la inconstitucionalidad de la pena de muerte por sí misma.