La gobernadora de Arizona, Jan Brewer, ha ordenado una investigación luego de que la ejecución de un reo condenado a morir por inyección letal tomó casi dos horas.
Testigos presentes en la ejecución de Joseph Wood, el miércoles por la noche, dijeron que el asesino convicto luchó repetidamente por respirar luego de ser inyectado con una sobredosis de una combinación de sedantes con analgésicos. Durante el largo intervalo, los abogados de Wood incluso tuvieron tiempo de presentar apelaciones de emergencia al estado y a las cortes federales para detener la ejecución.
Los abogados alegaban, incluso ante la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, que se estaban violado los derechos constitucionales de Wood contra los castigos crueles e inusuales.
El magistrado Anthony Kennedy rechazó la apelación y Wood murió antes de que la corte federal de distrito o la Corte Suprema de Arizona pudieran emitir una decisión.
Wood fue sentenciado a morir por los asesinatos de su novia y del padre de ésta en 1989.
Otras dos ejecuciones fallidas este año han planteado interrogantes sobre el proceso de ajusticiamiento utilizando inyecciones letales.