Gabriel Boric se ha convertido en el presidente más joven de toda la historia de Chile. Nacido en 1986, siempre se ha interesado por las políticas de izquierdas aunque, hasta hace poco más de un año, admitía que no se veía como candidato presidencial. ¿La razón? Consideraba que aún le faltaba la “experiencia necesaria” para ocupar un cargo como este.
Su carrera ha sido maratónica. Boric, de 35 años, se inició en la política cuando lideró la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) en 2014, a los 27 años. Poco después asumió un primer mandato como diputado.
Sus primeras declaraciones dejan claro que su gobierno estará enfocado en impulsar políticas sociales.
"Chilenos, recibo este mandato con humildad y un tremendo sentido de responsabilidad. Tenemos un desafío enorme. Sé que en los próximos años está en juego el futuro de nuestro país, por eso les garantizo que seré un presidente que se preocupa por la democracia y no la arriesga, escucha más de lo que habla, busca la unidad y atiende a diario las necesidades de la gente. Lucharé firmemente contra los privilegios de unos pocos, y trabajaré todos los días por la calidad de la familia chilena", dijo el domingo.
Una oportunidad de cambio
El que fuera candidato de la coalición Pacto Apruebo Dignidad vio una oportunidad para dirigir el cambio de rumbo del país. A pesar de los temores iniciales para ser presidente, Boric se animó y finalmente se lanzó a la calle con el objetivo de recoger las firmas necesarias para presentar una postulación oficial a la presidencia de Chile y competir en las primarias de la coalición, que incluía a partidarios de Frente Amplio y el Partido Comunista.
Boric, que formaba parte del partido Convergencia Social, una agrupación política de izquierda muy unida a Frente Amplio, finalmente ganó las primarias en julio de 2021 y acabó convirtiéndose en el candidato izquierdista.
"Haré todo lo posible, lo mejor que pueda para estar a la altura de la confianza que han depositado en mí. No nos olvidamos de la justicia, la verdad, el respeto", ha afirmado.
Sin esconder sus pretensiones políticas
No ha ocultado sus pretensiones en la política, lo que le ha valido un gran apoyo por parte de la izquierda chilena.
“Queremos avanzar hacia un Estado de bienestar”, dijo Boric durante el último debate electoral frente a su contrincante, el derechista José Antonio Kast, en una campaña que ha sido polémica y que no se ha basado prácticamente en el programa electoral de los candidatos.
¿Cuál es su programa de Gobierno?
Recuerda que sus propuestas electorales nacieron a partir de la lucha social, el feminismo, la crisis climática, la descentralización y un trabajo digno en su país. De hecho, tiene previsto impulsar el proyecto “desarrollo verde” con la creación de más de medio millón de puestos de trabajo para mujeres y un sistema nacional de cuidados.
Durante la campaña electoral, insistió en que si él llegaba a ocupar el sillón presidencial del Palacio de la Moneda impulsaría una hoja de ruta para que el Ejecutivo garantizara los derechos universales a sus ciudadanos.
Su proyecto de gobierno pasa también por reducir las exenciones a las ganancias e imponer nuevos impuestos a los más ricos de Chile. Eso, en su opinión, permitiría un Estado mucho más fuerte con el que se podrían garantizar los derechos sociales que tanto ha reclamado durante la campaña electoral.
La reforma tributaria, con el aumento de la presión fiscal a los más ricos y el fin del sistema privado de pensiones, así como el establecimiento de las 40 horas semanales en el país y no las 45 como hay hasta ahora, también forman parte del programa de Gobierno que quiere llevar a cabo en estos próximos cuatro años.
En varios actos de campaña siempre ha manifestado la misma idea: “Asegurar un estado de bienestar para que todos tengan los mismos derechos, sin importar cuánta plata tienen en la billetera”, dijo recientemente.
Condena a Cuba y Venezuela
Su postura socialista e izquierdista suscitó cierta controversia, especialmente en la bancada derechista de América Latina temerosa por las intenciones que pudiera tener Boric al frente de la Administración chilena. Pese a todo, el hombre ha insistido en que su Gobierno se basa en políticas sociales dirigidas al pueblo que nada tiene que ver con lo que ocurre en Venezuela o Cuba, cuyos gobiernos ha condenado públicamente.
“Si Chile fue la cuna del neoliberalismo en Latinoamérica, también será su tumba”, afirmó cuando fue proclamado candidato presidencial asegurando que su discurso de izquierdas nada tiene que ver con lo que ocurre en las naciones donde impera el castrismo y el chavismo.
Ahora que ha recibido el respaldo mayoritario de los votantes de Chile, confiesa que le queda “mucho por aprender” mientras esté ocupando el sillón presidencial. Quiere aprender de aquellos mandatarios izquierdistas, como Ricardo Lagos (2000-2006) o Michelle Bachelet (2006-2010; 2014-2018) que tanto criticó mientras era dirigente estudiantil y diputado.
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