Los periodistas que cubren las protestas en Egipto están siendo detenidos en El Cairo por las fuerzas de seguridad, y también son atacados por los partidarios del presidente Hosni Mubarak, haciendo su trabajo complicado y peligroso.
El portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, P.J. Crowley, condenó, este jueves 3 de febrero de 2011, a través de un mensaje de Twitter, lo que definió como una campaña destinada a “intimidar a los periodistas internacionales” en El Cairo e interferir con sus informes.
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Las fuerzas de seguridad detuvieron a por lo menos ocho periodistas extranjeros, este jueves, y varios reporteros han sido blanco de los ataques de los partidarios de Mubarak, quienes sostienen que la prensa está a favor de los manifestantes anti gubernamentales.
Los periodistas dicen que han sido atacados por enfurecidos partidarios del presidente egipcio, quienes ven a la prensa como favorable a los manifestantes anti gubernamentales.
El periodista de la Voz de América, Luis Ramírez, destacado en El Cairo, dijo que una multitud trató de atacar dos veces a su equipo. "La gente estaba muy enfurecida y agitaban los puños y nos maldecían. Una persona que estaba allí, un transeúnte, dijo, en árabe, que nos iban a matar”.
Los presentadores y comentaristas en la televisión estatal egipcia han criticado a los periodistas extranjeros, calificándolos de traidores y espías.
Multitudes atacaron a periodistas de CNN, Al Jazeera y otros medios de prensa internacionales, arrojando piedras a las ventas de los hoteles donde se alojan, han bloqueado sus automóviles y han roto sus equipos.
Periodistas que se alojan en el hotel Ramses Hilton al lado de la Plaza Tahrir, epicentro de las protestas, dicen que se han mudado a otros lugares por temor a ser atacados.
Muchos periodistas describieron a sus atacantes como manifestantes pro gubernamentales.
