La sequía en California, que está entrando a su cuarto año, ha obligado a la instalación de plantas de desalinización en la costa oeste de Estados Unidos.
San Diego y Santa Bárbara son las primeras ciudades en California en buscar una alternativa para combatir las restricciones de agua para la región.
En San Diego, la compañía Poseidon, basada en Connecticut, finalizará la construcción de la planta de desalinización más grande en el hemisferio occidental.
El proyecto, que costó mil millones de dólares, abrirá en noviembre en la ciudad de Carlsbad, y se espera que contribuya a la producción de más de 189 millones de litros de agua potable.
La ciudad de Santa Bárbara planea restaurar una vieja planta que fue usada durante la última gran sequía en California de 1987, y que fue abandonada en 1992.
En el próximo año se espera que se abran alrededor de 15 a 17 plantas de desalinización en California, algo que preocupa a grupos ambientalistas.
Según grupos de conservación, esto podría causar la destrucción de comunidades marinas debido a que muchos organismos tienden a terminar atrapados en los conductos de recolección, además que los residuos son devueltos al mar con una concentración alta de sal y otros minerales.
Por su parte, California y las compañías involucradas señalan que la instalación de estas plantas será positiva, y no tendrá mayor efecto en el ecosistema marino de la región.