El presidente Donald Trump y su exjefe estratega, Steve Bannon se adjudicaron sendos triunfos políticos el martes tras la renuncia de otro senador y crítico acérrimo del “Trumpismo”, en una dramática jornada de críticas que exhibió la guerra al interior del partido.
El senador por Arizona, Jeff Flake, declaró que no será “cómplice” de Trump y anunció su sorpresivo retiro, mientras que Bob Corker, de Tennessee, declaró que el presidente “degrada a nuestra nación” con sus constantes mentiras e insultos. Corker también se jubilará al término de su periodo.
La Casa Blanca no se lamentó ante la posible salida de dos senadores republicanos. Steve Bannon, ex asesor estratégico de Trump, dijo que es un “triunfo monumental para el movimiento de Trump”, y el mismo mandatario se jactó ante miembros de su personal de que fue fundamental en la salida de los senadores.
Flake y Corker se suman a la creciente línea de republicanos tradicionales que se apartan del partido —antes que ellos, la representante por la Florida, Ileana Ros-Lehtinen, el de Pennsylvania, Charlie Dent, y el de Washington, Dave Reichert, ya habían hecho lo propio en la Cámara de Representantes.
Con otros legisladores considerando salirse de la contienda, los simpatizantes del presidente visualizan 2018 como una oportunidad única para derrotar al establishment del partido, tal como lo hicieron en 2016.
Pero aún haciendo a un lado las consideraciones futuras, el emotivo discurso de Flake ante el pleno del Senado y las declaraciones de Corker a la prensa fueron un sorprendente reproche y un desafío inusual para un presidente en funciones emanado de su propio partido, que se agrega a un coro de críticas cada vez más duras y públicas en contra de Trump. Flake desafió a otros senadores a seguir sus pasos, pero pocos dieron indicios inmediatos de hacerlo.
“No crecimos como país al complacer o exaltar nuestros peores impulsos, poniéndonos en contra unos a otros, glorificando las cosas que nos dividen y llamando verdad a las mentiras y mentiras a la verdad”, declaró Flake en la tarde del martes.
Horas antes, Corker expresó sus propias críticas hacia Trump en una serie de entrevistas.
“Creo que será recordado por la degradación de nuestra nación y eso es lamentable”, dijo Corker.
Un furioso Trump no permitió que dicha declaración se fuera sin respuesta. A través de Twitter llamó al senador “incompetente” y dijo que “no tiene idea”, además de señalar que el senador “no podría ser electo para trabajar como perrero en Tennessee”.
De manera un tanto exagerada, la portavoz de la Casa Blanca Sarah Huckabee Sanders dijo sobre los inminentes retiros: “Los votantes tanto de Tennessee como de Arizona respaldaron a este presidente, y no creo que los números estén a favor de ninguno de esos senadores en sus estados, y por lo tanto creo que posiblemente fue la decisión correcta”.
Lejos de las cámaras, Trump se acreditó con ayudar a forzar las dos salidas, según un funcionario de la Casa Blanca y un asesor externo, quienes insistieron en el anonimato a fin de discutir conversaciones privadas.
Hasta el martes, Flake había insistido en que no tenía planes de retirarse. Ya recaudaba fondos a un buen paso y había descrito su campaña de reelección como una prueba del conservadurismo en contra del “Trumpismo”. Pero el martes dejó en claro que su conclusión era que, por ahora, el “Trumpismo” había ganado.
“Está claro en este momento que un conservador tradicional que cree en el gobierno limitado y los mercados libres, que es un devoto del libre mercado, y a favor de la inmigración, tiene un camino cada vez más complicado a la nominación en el Partido Republicano”, comentó.
Los planes de retiro de Corker también subrayan la pregunta de cómo se verá el Partido Republicano en los próximos años. El líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, ha advertido que algunos de los candidatos que no cuentan con el respaldo de aliados de Trump no ganarían las elecciones generales. E incluso si llegan al Senado, ciertos conservadores podrían dificultarle aún más el trabajo a McConnell en su intento por obtener legislaciones a través de una pequeña mayoría que, actualmente, es de 52 a 48.
Esto es, si el propio McConnell sobrevive como líder de la mayoría republicana luego de la elección de 2018. Trump y Bannon ya lo han puesto en la mira.