El frente principal de la lucha global contra el nuevo coronavirus está directamente relacionado con las pruebas y la gran incertidumbre que existe para derrotarlo es que no hay pruebas suficientes para todos.
Las estadísticas que vemos todos los días en la prensa, actualizadas con casos totales, nuevos casos y muertes por país, reflejan la confirmación médica de las personas infectadas, pero siguen en aumento por más personas sometidas a más pruebas.
Desde que comenzó la pandemia en la provincia china de Hubei en diciembre, las autoridades del país más poblado del mundo se esforzaron para detectar la expansión de la epidemia y ante la impotencia de comprobar la infección a millones de personas, decidieron confinar ciudades y regiones, algo que está sucediendo ahora en otras partes del mundo.
Hasta la fecha hay más de 550.000 casos confirmados de coronavirus en el mundo, pero en el planeta habitan alrededor de 6.000 millones de personas.
¿Qué sucede con las pruebas?
En un mundo perfecto, todos se harían pruebas, se sabría la extensión exacta del coronavirus y se implementaría un sistema efectivo de control de la enfermedad.
Como no es así, la lucha es contabilizar a los infectados por focos de población y proceder con las medidas necesarias.
En los últimos meses, gran parte de los análisis requerían de doctores que insertaban algo similar a un largo hisopo de algodón en la nariz o la garganta de un paciente para recuperar tomar muestras de células que pudiesen contener el virus.
En los laboratorios, se extrae material genético del virus y se hacen miles de millones de copias para que un número suficiente de computadoras puedan detectarlo. En algunos casos, los resultados pueden demorarse varios días.
¿Hay pruebas más rápidas?
Hay esperanzas en dos tipos de pruebas rápidas: las de antígeno, que emplean un hisopo de nariz o garganta para detectar el virus, y las de anticuerpos, que buscan en la sangre evidencias de que una persona lo tuvo y se recuperó.
Sin embargo, estas pruebas escasean y hay sospechas de que no tienen mucha fiabilidad.
En España, por ejemplo, se encargaron 9.000 pruebas rápidas de antígenos a un laboratorio chino y los resultados fueron decepcionantes, con solo un 30% de efectividad. China dijo después que el laboratorio no tenía licencia para comerciar el producto.
Los expertos consideran que las pruebas rápidas pudieran ser mucho menos fiables que los métodos que requieren más tiempo.
¿Y las pruebas de Corea del Sur?
Las acciones tomadas en Corea del Sur han sido observadas con atención en otras partes del mundo, porque en ese país se habían hecho pruebas a 290.000 personas hasta el miércoles y se identificaron unas 8.000 infecciones.
La realidad es que en Corea del Sur se anticiparon a la epidemia desde el 27 de enero, cuando apenas había unos casos contados fuera de China, y comenzaron a hacer miles de pruebas diarias antes que llegara la epidemia.
El resultado es que actualmente Corea del Sur está reportando menos casos diariamente y al parecer está controlada la enfermedad.
Como se percibe, la clave estuvo en las pruebas.
A modo de comparación, en Estados Unidos, donde el primer caso fue detectado el mismo día que el Corea del Sur, se habían hecho hasta el martes 60.000 pruebas.
¿Cuál es el pronóstico?
El director general de la Organización Mundial de la Salud, OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, insistió la semana pasada en la importancia de las pruebas.
“La manera más efectiva para prevenir infecciones y salvar vidas es romper la cadena de transmisión. Y para hacerlo, hay que hacer pruebas y cuarentena“, dijo Tedros. “Una vez más, nuestro mensaje es: pruebas, pruebas, pruebas”.
“Uno no puede luchar contra lo que no puede ver”, dijo Roger Klein, un exasesor del Departamento de Salud y Recursos Humanos de Estados Unidos.