La caída del precio del petróleo venezolano, que esta semana cierra en $61,92 dólares por barril, puede ser el detonante de una crisis social que afecte la estabilidad política del país.
Así lo piensa Alejandro Grisanti, jefe de investigación para América Latina de Barclays Capital, una empresa de servicios financieros.
"En Venezuela se está dando el caldo de cultivo para algún tipo de explosión social si el gobierno no aborda a tiempo su deber y restituye los equilibrios económicos”, dijo Grisanti a la Voz de América.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha dicho que aunque el precio del crudo llegue a cero no suspenderá la ayuda que da el gobierno a los más desposeídos a través de programas sociales, o "misiones".
El 32,1% de los poco más de 30 millones de habitantes de Venezuela vive bajo la línea de la pobreza, según la última cifra disponible del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Grisanti establece claras diferencias entre una eventual implosión social causada por la situación económica que viven los venezolanos y el estallido social registrado en 1989, conocido como “El Caracazo".
Durante el segundo gobierno del expresidente Carlos Andrés Pérez se implementó un programa de ajustes de medidas económicas, como el aumento del precio de la gasolina, que causó una revuelta que dejó 276 muertos.
“Ahora hay un descontento social muy profundo que no sabemos al final cómo se va a canalizar. Pero este gobierno está preparado para evitar el efecto contagio, que no lo hubo en el 89”, haciendo referencia al control que tiene el gobierno del presidente Maduro sobre los medios de comunicación y la difusión de la información.
En junio Grisanti advirtió que el gobierno de Maduro debía tomar medidas para evitar la profundización del colapso en el que se encuentra Venezuela, pero no fueron adoptadas por ser un año previo a elecciones.
“Todos los indicadores y encuestas apuntan que el gobierno muy seguramente va a perder las elecciones a la Asamblea Nacional. Y precisamente la falta de decisiones será la gran responsable de esa derrota”, indicó.
De hecho, no es alentadora la perspectiva económica de Venezuela para 2015. Barclays proyecta una contracción económica de entre cinco y seis por ciento del Producto Interno Bruto, comparado con 2014.
“Estamos previendo una caída del poder adquisitivo, que los salarios no van a incrementarse al ritmo de la inflación, que la oferta de productos en los anaqueles se verá fuertemente disminuida”, añadió Grisanti.
Barclays proyecta que en los próximos dos años los venezolanos van a perder casi un 30% de su capacidad de compra.
“Eso va a impactar a los venezolanos de menores recursos, y van a sufrir más la crisis que la clase media”, concluyó Grisanti.