El reconocido obispo nicaragüense Rolando Álvarez fue honrado el miércoles con el Premio Libertad 2024 del Instituto Republicano Internacional (IRI), en un evento al que asistió el sacerdote Benito Enrique Martínez, quien aceptó el galardón en su nombre.
La premiación ocurrió en Washington al interior de uno de los edificios de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Los congresistas María Elvira Salazar y Joaquín Castro recibieron al padre Martínez junto a miembros del IRI.
“Estamos unidos los demócratas y republicanos en el tema nicaragüense, tratando siempre de buscar y mantener la democracia y la libertad en ese pueblo”, dijo Salazar en declaraciones a la prensa donde se refirió además a “los ataques a la Iglesia Católica” por parte del gobierno de Nicaragua.
Previo a la premiación, el sacerdote sostuvo un encuentro con ambos congresistas donde se discutieron “preocupaciones” sobre el estado de derecho en Nicaragua, dijo Castro. “El padre Benito habló sobre la represión del régimen de Ortega-Murillo y las consecuencias de eso… nosotros prometimos que haríamos todo lo posible para ayudar de manera bipartidista”, agregó.
El IRI es una organización no partidista y sin fines de lucro con sede en Washington. Su Premio Libertad fue establecido en 1995 con el fin de reconocer a individuos que han “trabajado para avanzar las libertades y la democracia”.
Antonio Garrastazu, director de América Latina de IRI, dijo a la VOA que la organización ha estado en comunicación con la Iglesia Católica y el Vaticano sobre el reconocimiento al obispo Álvarez, y “lo que representa como símbolo para la libertad de religión”.
El padre Martínez fue uno de los 222 ex presos políticos que llegaron a EEUU en febrero de 2023 cuando fueron desterrados de su país.
Álvarez se encuentra en el Vaticano desde enero de este año tras ser excarcelado en Nicaragua. El obispo, quien había sido condenado a 26 años de prisión por conspiración y otros delitos, es una de las figuras religiosas más críticas del presidente Daniel Ortega y la vicepresidenta y primera dama, Rosario Murillo.
Otros 18 religiosos salieron junto Álvarez de Nicaragua, entre ellos dos obispos, 15 sacerdotes y dos seminaristas.
Desde su llegada a la Santa Sede, Álvarez se ha mantenido en silencio y fuera de actos públicos.
El reconocimiento al obispo Álvarez ocurre el mismo día que el gobierno estadounidense anunció múltiples sanciones a empresas nicaragüenses y restricciones de visas a funcionarios de Nicaragua.
“El descenso de Nicaragua al autoritarismo en los últimos seis años es un trágico recordatorio de las consecuencias muy humanas del retroceso demócrata que hemos visto en todo el hemisferio occidental”, agregó el congresista Castro, y añadió que aunque los sacerdotes hayan encontrado “seguridad en el exilio, deberían poder practicar libremente su religión en su país”.
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