El presidente electo Donald Trump puede comenzar a redibujar la composición de los tribunales federales cuando tome posesión de su cargo debido a un gran número de vacantes en el sistema.
Actualmente hay 104 vacantes, incluyendo una silla en la Corte Suprema de Justicia que quedó vacante desde febrero tras la muerte del magistrado Antonin Scalia. También hay 38 emergencias judiciales, tribunales donde no hay suficientes jueces para oír los casos que se están acumulando.
En contraste, había solo 54 vacantes cuando el presidente Barack Obama llegó a la Casa Blanca hace ocho años.
El gran número de vacantes puede ser atribuido a dos años de un gobierno dividido, en el que los republicanos asumieron el control del Senado en 2015 y en el que el ritmo de confirmaciones de los nominados de Obama disminuyó dramáticamente.
De acuerdo al servicio de investigaciones del Congreso, el Senado republicano confirmó a 20 designados judiciales vitalicios en los tribunales de distrito y de apelaciones en los últimos dos años, la cifra más baja desde 1988.
Las numerosas vacantes en todo el circuito federal y los tribunales federales darán a Trump la oportunidad de rápidamente hacer una cantidad de nombramientos vitalicios. Estos decidirán en asuntos como las restricciones al aborto, temas inmigratorios y control de armas.
Adicionalmente a la vacante en la Corte Suprema, hay otras 13 en los tribunales de segunda instancia, 82 en las cortes distritales y ocho en tribunales de jurisdicción especial como la Corte de Comercio Internacional de Estados Unidos.
Debido a la edad avanzada de varios de los magistrados de la Corte Suprema, Trump podría alterar de manera significativa también esa instancia superior. Stephen Breyer tiene 78 años, Anthony Kennedy, 80 y Ruth Bader Ginsburg, 83.
Hasta ahora, lo único que ha dicho Trump al respecto es que el reemplazo “de nuestro querido magistrado Scalia, será una persona de puntos de vista, principios y filosofía judicial similares”.