Entre aplausos y expresiones de alegría los ingenieros de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés) celebraban que el módulo de la misión Odysseus, conocido popularmente como ‘Odie’, por fin llegó este jueves a la superficie lunar después de una gran incertidumbre, especialmente, por miedo a que una falla abortara el proyecto.
“Fue un momento de mucha ansiedad y creo que todavía nos deben un poquito más de información para saber si Odysseus llegó bien a la superficie, sabemos que está transmitiendo, pero no significa que no esté parado y que todo su sistema está funcionando, crucemos los dedos”, explicaba Manuel Mazzanti, experto espacial y editor de ExploracionEspacial.News.
El módulo, de una altura de 4,2 metros y formado por seis patas, estará unos siete días por la superficie lunar para analizar las condiciones del terreno.
“Podemos confirmar sin lugar a duda que nuestro equipo está en la superficie de la Luna y estamos transmitiendo. Felicidades”, se escuchaba a uno de los ingenieros por radio durante la transmisión de la llegada a la Luna.
La llegada de esta misión, impulsada por la empresa privada Intuitive Machines, marca un nuevo hito en la historia aeroespacial al convertirse en el primer aparato comercial en llegar a la Luna. Además, era la primera vez en cincuenta años que se regresaba al astro tras la misión Apollo.
“Hoy, por primera vez en medio siglo, Estados Unidos ha regresado a la Luna y por primera vez en la historia de la humanidad, una empresa comercial, una empresa estadounidense, lanzó y lideró el viaje hasta allí”, aseguraba Bill Nelson, administrador de NASA, durante una intervención pública.
NASA abre la puerta a proyectos privados en el espacio
Según decía Mazzanti, que trabaja en Cabo Cañaveral, Florida, dando seguimiento a los desarrollos aeroespaciales de NASA y otras compañías privadas, el módulo forma parte del proyecto bautizado como Programas Comerciales de Servicios a la Luna (CLPS, en inglés) que abrió la puerta a que las compañías públicas pudieran presentar sus ideas de acuerdo con las necesidades de la agencia federal del espacio.
“Hay aproximadamente 14 empresas que ya están preparándose para llegar a la Luna y en cada una de esas misiones la NASA va a pagar para que les lleven experimentos o pruebas de tecnología: desde análisis de cómo es el regolito lunar cuando la nave está aterrizando, hasta sistemas de navegación y detección de terreno para aterrizar de forma autónoma”, agregaba al respecto.
En este caso, el módulo de Odie alunizó cerca de un cráter llamado Malapert A, a unos 300 kilómetros del polo sur de la Luna.
Es un lugar con una gran presencia de rocas y cráteres, pero también es una zona donde ya se sabe que hay agua congelada, de manera que puede convertirse en un lugar estratégico para desarrollar nuevos proyectos a futuro.
“El hecho de saber que hay presencia de agua es vital porque si el día de mañana queremos tener una base permanente y tenemos la capacidad de sacar agua de diferentes componentes y producir agua, producir oxígeno en estado líquido, combustible para cohetes, oxígeno para respirar”, señalaba convencido de que “hay muchas cosas que se pueden hacer sabiendo que hay agua en la superficie de la Luna”.
El proyecto Artemis, cuyo cronograma se retrasó un año debido a las fallas técnicas que se habían encontrado, quiere convertir la Luna en una especie de estación de servicio para que los astronautas de las misiones puedan repostar y hacer una parada técnica mientras viajan, eventualmente, a Marte.
Los viajes a la Luna
La colaboración de la empresa que ha desarrollado Odysseus está siendo esencial para los preparativos de la misión Artemis, que pretende regresar seres humanos a la Luna más de medio siglo después. “Varias de las tecnologías que se usen en esta misión, probablemente van a derivar a utilizarse en las misiones tripuladas de Artemis”, exponía.
Con todo, Mazzanti se mostraba confiado con el hecho de que la primera empresa privada haya llegado a la Luna ya que “esto abre las puertas” a que en un futuro se puedan realizar viajes turísticos al satélite. “Creo que estamos en los primeros pasos de una nueva era que va a abrir las puertas para tener una especie de economía cislunar porque llegar a la Luna, primero que no es nada fácil, ya se ha demostrado con el tiempo, y después hay que desarrollar toda la parte de infraestructura y comunicaciones”, decía.
En esa línea, también apuntaba a que “hay que hacer llegar, de forma permanente y de ida y vuelta, transporte de materiales”. “Como hoy tenemos un FedEx o UPS, vamos a tener una empresa de logística que se dedique solamente a hacer carga entre la Tierra y la Luna”, pronosticaba.
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