En medio de protestas en las calles de Edimburgo ante la presencia del presidente Donald Trump, el mandatario estadounidense espera pasar el fin de semana relajado y jugando golf antes de la cumbre con su homólogo ruso, Vladimir Putin prevista para el lunes 16 de julio.
La cumbre entre ambos líderes podría verse eclipsada por las acusaciones de que los rusos interfirieron en las elecciones estadounidenses de 2016.
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En un turbulento viaje a Europa, Trump ha sermoneado a sus socios de la alianza militar OTAN, ha regañado a Alemania por su dependencia de la energía rusa y ha sacudido al Reino Unido tras criticar públicamente la estrategia del Brexit de la primera ministra Theresa May.
Mientras Trump tomaba té con la reina Isabel, un gran jurado federal de Estados Unidos acusó a 12 agentes de inteligencia rusos de robar datos de la campaña de la candidata Demócrata a la presidencia de Estados Unidos Hillary Clinton.
Trump ha dicho repetidamente que la investigación sobre la supuesta interferencia rusa en las elecciones de 2016 - que califica como una “caza de brujas amañada” - dificulta el alcanzar acuerdos significativos con Moscú.
Tras reunirse con la reina británica en el Castillo de Windsor, Trump se dirigió a Escocia, donde nació su madre, Mary Anne, y donde posee un campo de golf, antes de su reunión con Putin el lunes en Helsinki.
“Estaré en Trump Turnberry dos días para reuniones, llamadas y ojalá algo de golf ¡Mi principal forma de ejercicio!” dijo Trump en Twitter. “¡El tiempo es bueno y este lugar es increíble! Mañana voy a Helsinki para una reunión el lunes con Vladimir Putin”
Mientras Trump estaba en Turnberry el viernes por la tarde, un activista de Greenpeace sobrevoló la zona con un ultraligero a pocos metros del presidente.
Trump entró calmadamente en el hotel mientras se acercaba el ultraligero y fue rodeado por su equipo de seguridad. La policía británica dice que está tratando de localizar al piloto.
Después de una protesta pacífica contra Trump con decenas de miles de personas en el centro de Londres, el sábado hay previstas más manifestaciones. Un globo que representa a un bebé Trump con pañales iba a ser colocado en un parque de la capital escocesa.
“No quiero que contamine nuestro país como está contaminando Estados Unidos. Me avergüenza que su madre fuera escocesa”, dijo Annette Johnson, de 61 años, que se sumó a una protesta en una playa en Turnberry.
Algunos seguidores de Trump también se manifestarán en Londres. El secretario británico de Comercio, Liam Fox, dijo que las protestas anti-Trump eran “un bochorno para ellas mismas” porque habían mostrado malos modales al líder del mundo libre.
Donald y Vladimir
Trump y Putin, que controlan los dos mayores arsenales nucleares del mundo, se van a reunir en la capital finlandesa, una cita que evoca los enfrentamientos de la Guerra Fría entre la Unión Soviética y Estados Unidos.
Trump, un expromotor inmobiliario en Nueva York con 72 años que alaba sus propias habilidades para alcanzar acuerdos, y Putin, un exespía de la KGB de 65 años y cinturón negro de judo, estarán en algún momento a solas durante la cumbre.
En la denuncia más detallada hasta la fecha por parte de Estados Unidos de que Moscú interfirió en las elecciones estadounidenses, un gran jurado dijo que agentes de inteligencia militar rusos vigilaron encubiertamente ordenadores de la campaña de Clinton y comités de campaña Demócratas, además de robar grandes cantidades de datos.
Las acusaciones centran aún más la atención en el tratamiento de Trump a Putin, quien ha negado repetidamente que Rusia buscara intervenir o distorsionar unos comicios que Trump, Republicano, ganó inesperadamente.
Trump ha dicho que planea sacar este tema. Preguntado en conferencia de prensa el viernes en suelo británico sobre si diría a Putin que se mantenga alejado de las elecciones estadounidenses, Trump dijo “sí”.
El presidente también apuntó que no esperaba muchos avances sobre este asunto. La Casa Blanca dijo que las acusaciones no afectarían a la cumbre.
“El anuncio no tiene impacto en la reunión del lunes”, dijo Garrett Marquis, portavoz de Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
