La novela El Teniente de San Porfirio de Joel D. Hirst, según el propio autor, cuenta con profundas reflexiones históricas sobre los retos de la vida actual de los que viven en la Venezuela bolivariana.
Hirst señaló a la Voz de América que utilizó la novela como un vehículo para transmitir sus observaciones políticas respecto a lo que considera los experimentos con el autoritarismo en la región.
Publicada por la Editorial Grito Sagrado (Buenos Aires) y prologada por el dirigente politico argentino Ricardo López Murphy, El Teniente de San Porfirio: Crónica de una Revolucion Bolivariana cuenta la historia de cuatro personajes que entran en conflicto buscando su libertad, debajo de los efectos tóxicos de una oprimente 'revolución socialista.'
Hirst pasó sus años de escuela secundaria en Venezuela, así como también otros cuatro años como empleado de la Embajada Americana en ese nación durante los choques más turbulentos entre el gobierno de Hugo Chávez y grupos opositores. Esta experiencia le dio a Hirst una perspectiva única a partir de la cual escribió su alegoría destinada inicialmente a lectores de Estados Unidos.
Hirst es analista político sobre Latinoamérica, y trabajó en el Consejo de Relaciones Exteriores y el Instituto del Presidente George W. Bush, además de ser columnista para el Huffington Post y para El Universal en Venezuela, entre otros periódicos regionales e internacionales.
Hirst señaló a la Voz de América que utilizó la novela como un vehículo para transmitir sus observaciones políticas respecto a lo que considera los experimentos con el autoritarismo en la región.
Publicada por la Editorial Grito Sagrado (Buenos Aires) y prologada por el dirigente politico argentino Ricardo López Murphy, El Teniente de San Porfirio: Crónica de una Revolucion Bolivariana cuenta la historia de cuatro personajes que entran en conflicto buscando su libertad, debajo de los efectos tóxicos de una oprimente 'revolución socialista.'
El realismo mágico de la novela latinoamericana es usado en “El Teniente de San Porfirio” , representando puntos de vista diversos, “exageraciones” y las relaciones de poder entre los personajes.
Hirst pasó sus años de escuela secundaria en Venezuela, así como también otros cuatro años como empleado de la Embajada Americana en ese nación durante los choques más turbulentos entre el gobierno de Hugo Chávez y grupos opositores. Esta experiencia le dio a Hirst una perspectiva única a partir de la cual escribió su alegoría destinada inicialmente a lectores de Estados Unidos.
Hirst es analista político sobre Latinoamérica, y trabajó en el Consejo de Relaciones Exteriores y el Instituto del Presidente George W. Bush, además de ser columnista para el Huffington Post y para El Universal en Venezuela, entre otros periódicos regionales e internacionales.