Las autoridades de Cuba han reconocido públicamente que el 2024 podría haber sido uno de los años más difíciles que los cubanos hayan enfrentado en décadas.
Entre los factores que incidieron en esta situación, de acuerdo con analistas, está la falta de eficacia de la estrategia de supervivencia implementada por el gobierno y los efectos inesperados de huracanes y sismos endurecieron mucho más la vida de los cubanos.
El gobierno a su vez ha reiterado que las sanciones económicas de Estados Unidos se mantuvieron casi inamovibles desde el anterior mandato de Donald Trump (2017-2021) al actual del presidente Joe Biden, generando daños a su economía.
“Tenemos la insatisfacción de que no se ha avanzado lo necesario, sobre todo en aquellas cuestiones que demanda nuestra población”, dijo el primer ministro de Cuba, Manuel Marrero, en una sesión ante los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular el 18 de diciembre pasado, según The Associated Press.
Informes elaborados por economistas y reportes de prensa indican que la implementación de medidas en el sector no estatal, especialmente hacia las Mipymes, tampoco pareció funcionar. La falta de combustibles para mantener en funcionamiento las principales termoeléctricas deja al país a oscuras en medio de una grave crisis energética.
Hasta el momento de publicar esta historia, la Voz de América no ha tenido respuesta a una solicitud de comentarios hecha a través del correo electrónico al despacho de la Presidencia de Cuba.
Escasez y crisis
La escasez alimentaria y de servicios básicos fundamentales como la salud han causado un deterioro en la situación del país a niveles nunca vistos desde 1959, cuando Fidel Castro y la Revolución Cubana llegaron al poder.
En cuanto a derechos humanos, organizaciones dentro y fuera del país registran un aumento en el número de presos políticos respecto a tres años atrás, cuando en el verano de 2021 estallaron las protestas del 11 de julio. El gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel sigue castigando el disenso.
La organización Amnistía Internacional reconoció a finales del mes de octubre a otros cuatro cubanos como presos de conciencia, atendiendo al "contexto de violaciones sistemáticas de derechos humanos, un espacio cívico completamente restringido y la criminalización de cualquier forma de disidencia" que existe en la isla.
Los apresados son el opositor político Félix Navarro, su hija, la periodista independiente y Dama de Blanco, Sayli Navarro; el manifestante del 11J Roberto Pérez Fonseca y el activista Luis Robles.
“Estos nombramientos son un reconocimiento a las decenas de personas que permanecen en prisiones en Cuba por ejercer pacíficamente sus derechos, a todas aquellas personas que viven sistemáticamente bajo vigilancia, hostigamiento y amenaza de criminalización", señaló la organización en una declaración.
A una pregunta de la Voz de América sobre qué más pudiera haber hecho Washington respecto a los cubanos en un año crucial como 2024, un portavoz del Departamento de Estado manifestó:
“Estamos profundamente preocupados por el desprecio del gobierno cubano por los derechos humanos, incluida la gran cantidad de presos políticos que detiene injustamente por ejercer sus libertades fundamentales y su opresión diaria que sofoca la libertad de expresión”, indicó el funcionario en un mensaje escrito.
Recientemente, el subsecretario adjunto Eric Jacobstein y el encargado de negocios Mike Hammer –dijo el portavoz- “volvieron a presionar a los [funcionarios] cubanos para que liberaran a los presos políticos, incluido José Daniel Ferrer, a principios de este mes, al margen de las conversaciones bianuales sobre migración”.
En materia migratoria, la isla ha protagonizado el mayor éxodo de su historia en los últimos años. Este ritmo no parece amainar, con algo más de 738.680 cubanos llegados a EEUU entre octubre de 2021 y abril de 2024. Las autoridades estadounidenses basaron estos números en una combinación de visados, paroles y llegadas irregulares.
Otros factores como el agravamiento de la inseguridad y el aumento en el número de feminicidios, también influyeron en el actual panorama en que concluye el año.
A continuación un repaso por lo que sucedió este 2024.
Medidas económicas
En julio, ante el agravamiento de la crisis, el gobierno de Díaz-Canel declaró al país en “economía de guerra”. La medida le ofreció la prerrogativa de tomar decisiones extremas en el ahorro y hacer recortes al presupuesto para hacer frente a la situación.
Un mes después y ante una sesión del Parlamento cubano, Díaz-Canel argumentó que el país estaba sitiado, aludiendo a las sanciones que EUUU aplica a Cuba y al embargo comercial de más de medio siglo.
“Negar el acceso de Cuba a productos con un mínimo del 10 % de componentes de origen norteamericano; obligarnos a gestionar inversiones y planes en el más absoluto sigilo, con el riesgo latente y real de que fracasen en caso de ser conocidas por Estados Unidos; someter a las principales empresas del país al castigo diseñado contra las naciones incluidas en sus listas espurias que cierran bancos y posibilidades de financiamiento por todas partes, ¿no son formas innegables de guerra económica?”.
A inicios de este mes, el 5 de diciembre, la Gaceta Oficial publicó la Resolución 56 del Ministerio de Comercio Interior; que entre otras disposiciones, ordenó cancelar todas las licencias comerciales otorgadas a las cooperativas no agropecuarias (CNA), así como a las pequeñas y medianas empresas Mipymes autorizadas al comercio mayorista como actividad secundaria dentro de su objeto social. A trabajadores por cuenta propia (TCP) con licencias similares también se les cancelaron.
La medida tiene antecedentes en los anuncios del primer ministro Manuel Marrero que aludía un año antes a “distorsiones” en la actividad empresarial privada. Para los cubanos de a pie, se traduce en precios inalcanzables.
Crisis energética, ciclones y un sismo
Entre octubre y noviembre los huracanes Óscar y Rafael impactaron a buena parte del territorio nacional, dejando a la isla con afectaciones en el sistema eléctrico y áreas productivas. Óscar dejó ocho fallecidos en Guantánamo y daños en las estructuras en buena parte del oriente del país, mientras Rafael volvió a dejar al país en un apagón total con la consiguiente paralización de las actividades diarias, entre ellas la producción de alimentos y actividades escolares.
“Se afectaron 34.000 viviendas en todo el país, se dañaron 2.479 transformadores y cayeron 1.400 postes. Se perdieron 200 kilómetros de líneas eléctricas de distribución y ocho torres de alta tensión, mientras fueron averiadas 269 plantas de generación eléctrica. Unas 115 instalaciones de la salud –entre ellos 22 hospitales—sufrieron deterioro”, indicó la agencia The Associated Press citando al ministro de Economía Joaquín Alonso.
El domingo 10 de noviembre, un fuerte sismo de magnitud 6,8 sacudió el oriente de Cuba. No se reportaron víctimas, pero sí algunos daños. El epicentro del sismo se localizó aproximadamente a 40 kilómetros al sur de Bartolomé Masó, Cuba, según un informe del Servicio Geológico de Estados Unidos. Registró una profundidad de 23,5 kms.
Los temblores de tierra dejaron algunos daños estructurales en Pilón y Manzanillo, provincia Granma, así como en Santiago de Cuba.
Histórico éxodo
Las difíciles condiciones siguen obligando a los cubanos a buscar a como dé lugar la manera de escapar del país en busca de mejorías para su vida.
Si bien estas intenciones migratorias se ajustan a un patrón de orden global, el gobierno cubano sigue culpando a Estados Unidos y el embargo económico que mantiene desde la década de 1960 como el motor impulsor de la migración.
Las estadísticas indican que más de un millón de cubanos han abandonado la isla desde 2020, lo que se traduce en cerca de una décima parte de la población. Este éxodo, según los demógrafos, tiene pocos paralelos.
Según la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), la población efectiva del país decreció a de 10,055.968 habitantes, de 11,2 millones que llegó a tener en 2021.
Las alertas sobre el posible fin de esta riada humana desde la isla vinieron con la victoria presidencial del republicano Donald Trump, el que ha prometido implementar desde el primer día de su llegada a la Casa Blanca, una estrategia de deportaciones masivas de inmigrantes irregulares, incluidos los cubanos.
La saliente administración Biden ha sido campeona en materia de medidas ejecutivas –como la concesión de paroles humanitarios a cubanos y la extensión de permisos de estancia (TPS) para los de otras nacionalidades- en favor de los migrantes, el gobierno cubano echó mano en el mes de junio a una especie de actualización legislativa en esta materia.
Se trata de 27 medidas entre las que resaltan la residencia efectiva migratoria, que busca colectar de manera definitiva cuántos cubanos residen en la isla y cuántos en el exterior. La más popular quizá sea la de eliminar el límite de 24 meses que tenían los cubanos de permanecer en el exterior sin tener que regresar a la isla por un permiso de renovación.
Aún con las promesas hechas por Trump, las autoridades cubanas no cuentan con una avalancha de regreso. "En ese contexto, no es realista pensar que vaya a haber deportaciones masivas desde Estados Unidos a Cuba", dijo el viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Fernández de Cossío, en intercambio con periodistas.
Derechos humanos
Uno de los puntos más altos de inconformidad ciudadana contra el gobierno ocurrió el 11 de julio de 2021 con protestas por la falta de alimentos, energía, servicios, médicos y libertades individuales. Las inéditas manifestaciones se sucedieron en más de 60 pueblos y ciudades de Cuba.
Más de tres años después, 1.148 personas permanecían presas o en prisión domiciliaria por motivaciones políticas, según la organización Prisoners Defenders, con sede en España.
“La respuesta del régimen cubano a las masivas y espontáneas movilizaciones desarrolladas a lo largo de toda la isla para, mayoritariamente, reclamar servicios básicos se ha concretado en 30 de los 34 nuevos presos políticos en noviembre en Cuba: 17 presos políticos en Villa Clara (Cuba), 3 presos políticos en Ciego de Ávila (Cuba), 2 presos políticos en Camagüey (Cuba), 7 presos políticos en Santiago de Cuba y 1 preso político en Pinar del Río (Cuba)”, señala la organización.
El gobierno cubano culpa regularmente a EEUU de promover el descontento y con ello las protestas, como hizo en la última marcha realizada frente a la Embajada de Estados Unidos en La Habana el pasado 20 de diciembre.
“Si Estados Unidos persiste en su empeño de quebrantar nuestra soberanía, nuestra independencia, nuestro socialismo, ¡solo encontrará rebeldía e intransigencia!”, manifestó el líder comunista en un mensaje escrito en X.
Históricamente las distintas administraciones estadounidenses han apoyado por medio de sus diferentes programas de política exterior y declaraciones públicas las demandas de opositores y grupos de la disidencia interna en la isla a la par que promueven la defensa de los derechos humanos allí.
[Con información de The Associated Press y Reuters]
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