Millones de estadounidenses en 15 estados y el territorio de Samoa Estadounidense iniciaron su votación este supermartes, considerado el día más importante de sufragio en las elecciones primarias presidenciales demócratas y republicanas.
Se espera que el presidente Joe Biden y el expresidente Donald Trump obtengan un amplio respaldo de los afiliaos de sus respectivos partidos camino a las elecciones de noviembre, en donde se prevé que acaben midiéndose uno contra el otro.
Sin embargo, ni Biden ni Trump podrán atar todavía con sus respectivas nominaciones presidenciales en la votación de este martes. Con más de un tercio de los delegados a las convenciones nacionales del partido de este verano en juego, no obstante, tanto Biden como Trump pueden dar un gran paso para ganar la mayoría de los delegados de la convención y pronto podrían asegurar las nominaciones de sus respectivos partidos en las primarias de las próximas semanas.
Biden sólo tiene una oposición simbólica en las contiendas demócratas, mientras que a Trump le queda un rival: la exembajadora de Estados Unidos en las Naciones Unidas Nikki Haley.
Hasta ahora, Trump le ha derrotado en todas las primarias o caucus estatales, aunque Haley ganó el domingo en Washington DC, donde un pequeño contingente de menos de 2.000 republicanos acudió a votar en la abrumadora capital nacional demócrata para convertirla así en la primera mujer en ganar una contienda por la nominación presidencial republicana.
Aun así Haley enfrenta una realidad desalentadora este martes, y las predicciones de su campaña indican que pueda ganar ninguna de las 16 contiendas. Pero las encuestas estado por estado muestran que ella podría traer una o dos sorpresas contra Trump, incluso cuando él enfrenta cuatro acusaciones penales sin precedentes que abarcan 91 cargos y un juicio que comenzará en tres semanas.
Varios de los estados que votaron este martes otorgarán todos los delegados de la convención de su partido al ganador de las primarias individuales, en lugar de una parte proporcional basada en el recuento de votos, lo que probablemente beneficiará enormemente a Trump.
Las encuestas muestran que el exmandatario republicano está muy por delante de Haley en Texas y California, los estados más poblados con los dos mayores recuentos de delegados este martes.
La pregunta para Haley, si pierde la mayor parte o todas las elecciones primarias del supermartes es si abandonará la carrera por la nominación contra Trump o seguirá como candidata a modo de protesta, al menos hasta que Trump consiga formalmente la nominación presidencial del partido por tercera elección consecutiva.
Trump ganó la presidencia en 2016, pero perdió su candidatura a la reelección ante Biden en 2020. Las encuestas nacionales lo muestran con una estrecha ventaja sobre Biden ocho meses antes del día de las elecciones presidenciales de 2024.
En los últimos días, Haley ha prometido permanecer en la carrera por la nominación republicana hasta la votación del supermartes, pero no ha reservado más publicidad televisiva en estados con próximas elecciones primarias, y algunos de sus principales donantes de campaña han dejado de enviar dinero a medida que han aumentado sus derrotas electorales.
Si bien Biden prácticamente no tiene oposición en las primarias demócratas, los analistas políticos están observando si un número considerable de votantes en el estado de Minnesota, en el medio oeste, podrían votar como “no comprometidos” para protestar por su apoyo inquebrantable a Israel en su guerra en Gaza, aunque continúa presionando para lograr una pausa de seis semanas en los combates.
La semana pasada, alrededor del 13 % de los votantes en las primarias demócratas emitieron votos "no comprometidos" en Michigan, donde vive el bloque más grande de árabe-estadounidenses del país.
Biden también será el centro de atención el jueves por la noche cuando pronuncie su discurso anual sobre el Estado de la Unión ante el Congreso y una audiencia televisiva nacional.
Se espera que pregone el avance económico de Estados Unidos durante sus más de tres años en el cargo, aunque las encuestas muestran que muchos estadounidenses no creen que haya manejado muy bien la economía y a menudo se quejan de los precios más altos de los alimentos, la única compra que nadie puede evitar.
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