Un informe reciente de Naciones Unidas develó un aumento en los discursos de odio en Costa Rica en redes sociales.
En total, se detectaron más de 1,4 millones de mensajes y conversaciones en redes sociales ligadas a discursos de odio y discriminación, en comparación con 937.000 en 2022.
La ONU estima que una "inquietante oleada de xenofobia, racismo e intolerancia" se está presenciando en todo el mundo, y que el odio "se está generalizando" tanto en las democracias liberales como en los sistemas autoritarios.
En Costa Rica, según el informe, los discursos de odio y discriminación están relacionados principalmente a la política, xenofobia, género, orientación sexual, choque generacional, racismo, religión y discapacidad. Los discursos de odio sobre política y realidad nacional dominaron las estadísticas, con más de 480.000 mensajes detectados en el estudio.
El catedrático costarricense Carlos Cascante dijo a la Voz de América que las causas del aumento "son estructurales".
"El debilitamiento del sistema económico, la existencia de una mayor desigualdad social provoca estas conductas", señaló.
Según datos de la Universidad de Costa Rica, el número de personas pobres en el país aumentó durante el segundo semestre del 2022. En diciembre del año pasado, el 25 % de las personas vivía en situación de pobreza. En 2021, el nivel de pobreza era de un 21 %, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Pero analistas consultados aseguran que la inmigración juega un papel fundamental en el sentimiento público, y que entre los más afectados con los discursos de odio están los inmigrantes.
El racismo y la xenofobia fueron los discursos de odio que más aumentaron con respecto al año anterior, con un cambio de 181 % y 110 % más, respectivamente.
Más nicaragüenses han buscado protección en Costa Rica en los últimos años que todos los refugiados y solicitantes de asilo combinados en Centroamérica en la década de los 80, según la agencia de la ONU para los refugiados.
La ACNUR estima que alrededor de 200.000 nicaragüenses se han refugiado en el vecino Costa Rica, el país que ha recibido el mayor número de nicaragüenses huyendo de la crisis.
En 2018 estallaron protestas masivas en Nicaragua contra el gobierno de Daniel Ortega que fueron reprimidas con violencia, dejando al menos 300 muertos y cientos de heridos y detenidos.
Costa Rica ha sido durante décadas un país receptor de inmigrantes, principalmente por su estabilidad política y oportunidades económicas, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas (CEPAL). Cerca de 368.000 nicaragüenses vivían en Costa Rica en 2020 —cerca del 7 % de la población, según cifras del gobierno.
Pero antes de 2017 los nicaragüenses representaban una mínima parte de los solicitantes de asilo. La cifra saltó al 83 % en 2018 y 86 % en 2021, según el Migration Policy Institute, un centro de investigación y análisis con sede en Washington, D.C.
Según Manuel Orozco, director del Programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano, los datos de la ONU muestran que el tema migratorio es candente en Costa Rica y una fuente clave de discusión e irritación, en un momento en que la sociedad está polarizada, en parte por insatisfacción ante la situación del país.
En múltiples ocasiones, el presidente Chaves ha dicho que los migrantes representan una carga para Costa Rica y que en su mayoría son “migrantes económicos" que buscan aprovecharse de la “generosidad” de ser un “refugiado legítimo”.
“Al solicitar refugio, usted tiene permiso de trabajo inmediatamente. Estamos permitiendo que la figura noble del refugio se esté abusando por parte de cientos de miles de personas. Así de fácil. Esto no tiene nada que ver con xenofobia”, dijo Chaves en una conferencia de prensa en noviembre de 2022, al anunciar una serie de medidas migratorias, entre estas una modificación sobre los permisos laborales, que ya no se otorgan de manera expedita.
Las medidas fueron calificadas como "una regresión" en términos del trato de refugiados nicaragüenses en Costa Rica por Vasilka Sancin, miembro del Comité Asesor del Consejo de DDHH de las Naciones Unidas.
Chaves también dijo en ese momento que había enviado una carta a la ONU exponiendo que Costa Rica había acogido a unos 200.000 nicaragüenses refugiados y reclamando que la comunidad internacional no estaba colaborando con recursos para hacer frente a la inmigración masiva en el país de 5 millones de habitantes.
El mandatario dijo que Costa Rica invierte entre 200 millones de dólares y 300 millones de dólares al año para atender a los migrantes.
Organismos de derechos humanos han dicho que las declaraciones de Chaves omiten el aporte económico de la población inmigrante. Un estudio publicado en 2022 de la CEPAL calculó que la fuerza laboral migrante aportó más de 9 % del crecimiento económico de Costa Rica entre el 2010 y el 2019.
Carlos Sandoval, sociólogo e investigador costarricense, considera que el aumento de los discursos de odio contra la población migrante se vio exacerbado por la llegada masiva de inmigrantes en 2022, en su mayoría venezolanos, que buscaban continuar su viaje hacia Estados Unidos y muchos quedaron varados.
Entre septiembre y diciembre de 2022, Costa Rica registró el ingreso de 2.500 migrantes por día, según dijo el presidente Rodrigo Chaves en ese momento. Los migrantes pretendían llegar a EEUU, pero Washington anunció a inicios de octubre que los venezolanos serían expulsados en la frontera bajo el Título 42, una medida de control de salud por el COVID-19, e implementó un programa de parole humanitario para viajar legalmente a EEUU.
Pero la mayoría de los discursos de odio registrados tuvieron que ver con la política y la realidad nacional, con más de 480.000 instancias que mostraban polarización: una parte fueron de apoyo a Chaves e intolerancia contra otros grupos políticos y personas.
La popularidad del presidente Chaves es de un 71 %, según una encuesta de Cid Gallup publicada en junio de este año, solo por debajo en la región del mandatario salvadoreño Nayib Bukele y del mexicano Andrés Manuel López Obrador.
La expresidenta Laura Chinchilla, una de las voces más críticas de la gestión de Chaves, dijo que el informe de la ONU confirmaba "la percepción que ya varia gente tenía" respecto al odio y ataques en redes sociales a "quienes se atrevían a hacer críticas al poder público".
Chinchilla dijo que tuvo que restringir sus comentarios críticos al gobierno de Chaves en su cuenta de Twitter debido a los ataques que recibía "de troles".
"Los ataques que se están dando en las redes sociales de Costa Rica son de una virulencia que nadie debería tener que tolerar", señaló a la VOA.
El expresidente Luis Guillermo Solís dijo que el gobierno costaricense debía utilizar un lenguaje sobre los migrantes que evite “la polarización". Si desde "la cabeza del sistema" no hay una actitud positiva, "es muy difícil que la base del mismo reaccione positivamente", señaló.
Solís fue presidente de Costa Rica de 2014 a 2018.
El gobierno de Chaves dijo a la Voz de América que repudia “los mensajes de odio y el tono violento en redes sociales”.
El ministro de comunicaciones de Costa Rica, Jorge Rodríguez Vives, dijo que era "muy fácil para algunas figuras políticas" decir que el problema se debía a "una actitud por parte del presidente de la república", pero que el gobierno de Chaves entendía que el asunto "es tan serio" que estaba desarrollando "una estrategia nacional contra los discursos de odio y discriminación", que esperaba "construir a nivel social con el apoyo de las Naciones Unidas".
“No estamos a favor ni vamos a fomentar ningún tipo de violencia física, emocional, ni en las redes", dijo el ministro.
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