Las filas para cargar gasolina reaparecieron esta semana en Venezuela, que sufre una severa crisis económica, debido a la profunda caída de las importaciones y a la paralización de la segunda refinería más grande del país.
La escasez de gasolina se ha convertido en un problema recurrente en la nación miembro de la OPEP, especialmente en los estados fronterizos donde el contrabando hacia países vecinos es común, incentivado por un generoso subsidio que asume la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y que vuelve al combustible casi gratuito.
Esta semana, sin embargo, las filas en las afueras de la estaciones de gasolina en los fronterizos estados de Zulia y Bolívar eran más largas que lo normal, según testigos informaron a Reuters, mientras que en los centrales estados de Aragua y Carabobo los usuarios debían esperar más de 1 hora.
En la capital, Caracas, también se observó escasez de combustible y largas filas en algunas estaciones.
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Las importaciones de combustible y diluyentes de PDVSA, que se mezclan con el crudo extrapesado de Venezuela, se han desplomado a 86.000 barriles por día (bpd) en promedio en lo que va de mayo, frente a los 225.000 bpd de abril, según documentos internos de la petrolera estatal vistos por Reuters y datos de Eikon de Refinitiv.
Las sanciones de Washington contra PDVSA, parte de la campaña que busca forzar la salida del presidente Nicolás Maduro, están reduciendo los ingresos del gobierno al restringir los envíos de crudo a Estados Unidos, previamente el mayor mercado de la estatal.
Las sanciones también impiden que las empresas estadounidenses exporten gasolina a Venezuela, lo que ha obligado a PDVSA a importar desde zonas más lejanas.
Además, la refinería Cardón detuvo las operaciones el miércoles debido a daños en algunas de sus unidades, dijeron dos trabajadores de la planta, operada por PDVSA [PDVSA.UL] y con capacidad de 310.000 bpd. La instalación estaba funcionando muy por debajo de su capacidad antes de su paralización.
Cardón es la segunda mayor refinería después de su vecina Amuay, de 645.000 bpd, y juntas forman parte del Centro Refinador Paraguaná, en Falcón. Hasta el miércoles, la planta procesaba unos 115.000 bpd, dijo una fuente. Una segunda fuente dijo que estaba produciendo por debajo de 140.000 bpd.
La refinería de Puerto La Cruz, de 187.000 bpd, había estado fuera de servicio incluso antes de que se aplicaran las sanciones a fines de enero, mientras que El Palito, de 146.000 bpd, está operando en niveles mínimos.
Ni Petróleos de Venezuela (PDVSA), ni el Ministerio de Petróleo respondieron de inmediato una solicitud de información.
La infraestructura de refinación de Venezuela, que posee las mayores reservas de crudo del mundo, se ha deteriorado en los últimos años debido a la falta de mantenimiento e inversión, lo que ha llevado al gobierno a importar combustible para abastecer su mercado interno.