Un grupo de obispos católicos estadounidenses demandaron a la administración del presidente Barack Obama por su mandato de requerir que los empleadores, incluidos los vinculados con la iglesia Católica, provean deanticonceptivos a sus empleados.
Entre los demandantes se incluye a 43 instituciones católicas y por primera vez se incluye a 13 diócesis, territorio de obispos y arzobispos.
Desde hace años, los católicos no votan como un grupo compacto. Su comportamiento es muy distinto según su nivel de ingresos, origen étnico o nivel de religiosidad.
Esto les quita bastante peso como grupo demográfico, aunque los políticos los siguen teniendo bien presentes a la hora de hacer campaña.
Tal y como demuestran los últimos sondeos, en estas elecciones al asunto principal será la economía y por lo tanto la identidad religiosa o moral de los votantes no debería ser en principio tan importante.
Sin embargo al ser también una elección muy reñida, el voto católico podría ser decisivo en algunos estados. En 2008 el presidente Obama contó con el 58% del voto católico. Según el último sondeo de Gallup contaría solo con el 48 %.
En la demanda se acusa al Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos de violar la primera enmienda de la constitución al exigir que las organizaciones católicas “sacrifiquen sus creencias para poder continuar con su misión de servir a toda la gente necesitada”, según un comunicado de la Arquidiócesis de Washington, que es parte de la demanda.
“No hay salida al dilema que el mandato nos impone”, dicen los obispos en su comunicado.
Las 13 diócesis involucradas en la demanda son sólo una pequeña parte del total de 195 que hay en el país. No obstante, el simbolismo es notable, especialmente cuando los principales obispos han dicho que su prioridad es defenderse de lo que llaman “un asalto de parte de la Casa Blanca a la libertad de religión”.
Entre los demandantes se incluye, además de la arquidiócesis de Washington, la Universidad Católica, Caridades Católicas, la escuela secundaria católica Arzobispo Carroll y el Consorcio de Academias Católicas. Igualmente las arquidiócesis de Dallas, Pittsburg y Nueva York, así como las universidades católicas de Notre Dame y la Universidad Franciscana de Steubenville, en Ohio.
Los obispos se han opuesto al mandato desde que fue propuesto el año pasado, diciendo que proveer anticonceptivos aunque sea de manera indirecta viola las enseñanzas católicas. “No es sólo que la gente tenga acceso a ciertos servicios; es sobre si el gobierno puede obligar a las instituciones religiosas y a los individuos a facilitar y disponer de fondos para servicios que violan sus creencias religiosas”, dicen los obispos.
La Corte Suprema de Justicia podría desestimar el próximo mes la ley de salud aprobada por el Congreso, de la cual es parte este mandato. Su rechazo significaría una doble derrota para la administración Obama. Adicionalmente, si Mitt Romney gana las elecciones presidenciales en noviembre, él ha prometido eliminar ese mandato.
Entre los demandantes se incluye a 43 instituciones católicas y por primera vez se incluye a 13 diócesis, territorio de obispos y arzobispos.
El peso del voto católico
El peso del voto hispano.
Desde hace años, los católicos no votan como un grupo compacto. Su comportamiento es muy distinto según su nivel de ingresos, origen étnico o nivel de religiosidad.
Esto les quita bastante peso como grupo demográfico, aunque los políticos los siguen teniendo bien presentes a la hora de hacer campaña.
Tal y como demuestran los últimos sondeos, en estas elecciones al asunto principal será la economía y por lo tanto la identidad religiosa o moral de los votantes no debería ser en principio tan importante.
Sin embargo al ser también una elección muy reñida, el voto católico podría ser decisivo en algunos estados. En 2008 el presidente Obama contó con el 58% del voto católico. Según el último sondeo de Gallup contaría solo con el 48 %.
En la demanda se acusa al Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos de violar la primera enmienda de la constitución al exigir que las organizaciones católicas “sacrifiquen sus creencias para poder continuar con su misión de servir a toda la gente necesitada”, según un comunicado de la Arquidiócesis de Washington, que es parte de la demanda.
“No hay salida al dilema que el mandato nos impone”, dicen los obispos en su comunicado.
Las 13 diócesis involucradas en la demanda son sólo una pequeña parte del total de 195 que hay en el país. No obstante, el simbolismo es notable, especialmente cuando los principales obispos han dicho que su prioridad es defenderse de lo que llaman “un asalto de parte de la Casa Blanca a la libertad de religión”.
Entre los demandantes se incluye, además de la arquidiócesis de Washington, la Universidad Católica, Caridades Católicas, la escuela secundaria católica Arzobispo Carroll y el Consorcio de Academias Católicas. Igualmente las arquidiócesis de Dallas, Pittsburg y Nueva York, así como las universidades católicas de Notre Dame y la Universidad Franciscana de Steubenville, en Ohio.
Los obispos se han opuesto al mandato desde que fue propuesto el año pasado, diciendo que proveer anticonceptivos aunque sea de manera indirecta viola las enseñanzas católicas. “No es sólo que la gente tenga acceso a ciertos servicios; es sobre si el gobierno puede obligar a las instituciones religiosas y a los individuos a facilitar y disponer de fondos para servicios que violan sus creencias religiosas”, dicen los obispos.
La Corte Suprema de Justicia podría desestimar el próximo mes la ley de salud aprobada por el Congreso, de la cual es parte este mandato. Su rechazo significaría una doble derrota para la administración Obama. Adicionalmente, si Mitt Romney gana las elecciones presidenciales en noviembre, él ha prometido eliminar ese mandato.