El presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, anunció -en cadena nacional- las primeras sanciones luego de la desaparición y el asesinato de la abogada María Belén Bernal, un caso que sacudió la opinión pública en este país, debido a que ocurrió dentro de la Escuela Superior de Policía Alberto Enríquez Gallo, localizada en Quito.
En un mensaje de poco más de seis minutos, Lasso informó que solicitó la renuncia al ministro del Interior; Patricio Carrillo, un general de Policía en retiro. “Ha dedicado su vida y su lealtad al ideal de un país más seguro. Sin embargo, tras los acontecimientos de estos últimos días, he decidido que su servicio concluya el día de hoy”, sentenció el gobernante.
Horas antes, Carrillo, quien fue comandante general de Policía durante el anterior gobierno, emitió un duro mensaje en la red social Twitter: “No miran el trabajo, el país no les importa. Desde el altar del micrófono inventan, mienten. Operadores comunicacionales de los que robaron al Instituto de Seguridad Social de la Policía y trabajan para la mafia…”.
Lasso explicó que solicitó a todo el mando policial, compuesto por casi una veintena de generales, que ponga su cargo a disposición, a fin de evaluar su permanencia o no en la Policía.
El presidente también dispuso que el general Giovanni Ponce, director de Seguridad Ciudadana y Orden Público y cuarto en la línea de sucesión, y el general Freddy Goyes, director nacional de Investigación de Policía Judicial, pasen a retiro.
Asimismo, dio un plazo de una semana al comandante general de Policía, Fausto Salinas, para “entregar resultados definitivos que conduzcan a la captura de Germán Cáceres”, esposo de la abogada asesinada y principal sospechoso del femicidio. Aseveró que el gobierno llevará a cabo los procesos necesarios para degradar al oficial porque -dijo- no merece ostentar ningún rango que lo asocie con la Policía.
“Este es un luto que no conoce divisiones, que todos compartimos con la misma rabia”, expresó Lasso, quien -al igual que lo hizo la víspera el ministro del Interior- mostró su solidaridad con la madre y los familiares de Bernal. “Como presidente de la República, les quiero perdón, porque esto no debe suceder nunca, pero mucho menos en un edificio público, donde se forman quienes deben protegernos”, dijo el jefe de Estado.
El presidente, Guillermo Lasso, pidió perdón y anunció medidas la noche del viernes, tras la conmoción que generó el caso de la abogada María Belén Bernal
.El anuncio se produjo horas después del sepelio de los restos de Bernal. Sus restos fueron hallados el pasado miércoles, tras una exhaustiva búsqueda, en una apartada zona de un cerro localizado a tan solo tres kilómetros de la escuela policial. Según el general Salinas, la muerte se habría dado por “estrangulamiento y asfixia”.
El hallazgo del cuerpo de la abogada se hizo oficial 11 días después de que su madre, Elizabeth Otavalo, reportara la desaparición el domingo 11 de septiembre. Bernal había ingresado al centro de formación en horas de la madrugada a buscar a su esposo, que se desempeñaba como instructor de cadetes. Desde entonces, Cáceres permanece prófugo.
Otavalo, en declaraciones a los medios de comunicación, reitera que lo ocurrido con María Belén, configura un “crimen de Estado”, debido a que sucedió dentro de una instalación del Estado. “Esto va a terminar (…) cuando los malhechores hayan pagado su culpa. Mi hija es una víctima”, señaló la madre.
El caso de María Belén Bernal, que ha sido seguido por todo el país, abrió nuevamente el debate sobre la violencia contra la mujer y la insuficiente atención estatal al problema. Según datos de la Fundación Aldea, entre el 1 de enero y el 3 de septiembre de este año, se han producido en el país 206 casos de muertes violentas de mujeres por razones de género.
Grupos y organizaciones de mujeres y organizaciones sociales reaccionaron también tras hacerse oficial la muerte y realizaron una protesta en demanda de justicia la tarde y noche del jueves. En la marcha, que llegó hasta la Comandancia General de Policía, reclamaron por la forma en la que sucedieron los hechos dentro de la escuela policial y por la actuación de la institución, al dejar escapar al agresor. Durante la concentración, se repitieron los gritos de “asesinos” para referirse a los uniformados.
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