Martin Shkreli, el exgerente de la empresa Turing Pharmaceuticals, que escandalizó a la industria al subir el precio de una medicina 5.000%, se negó a declarar ante una comisión del Congreso.
Shkreli invocó la Quinta Enmienda, el derecho a no autoincriminarse contemplado en la Constitución de Estados Unidos.
La defensa del “villano”
La defensa del “villano”
Howard Schiller, el CEO de Valeant, la empresa que fabrica Daraprim, puede tener razones en algunos de sus argumentos. El también declaró ante la Comsión que:
- Valeant contrató consultores externos para determinar el precio de la medicina.
- Valeant pasa los costos a los hospitales, no a los pacientes y en realidad baja los costos a los pacientes a través de programas de asistencia.
- La Agencia Federal de Medicamentos, FDA, debería hacer más expeditos los procesos para aprobar medicinas genéricas.
El que algunos consideran "el niño malo de la industria farmacéutica" se rió burlonamente durante toda su comparecencia ante la Comisión de Supervisión y Reforma del gobierno de la Cámara de Representantes y casi todo el tiempo contestó con monosílabos.
“Sí” fue su respuesta al representante Trey Gowdy, cuando le preguntó si había pronunciado bien su apellido. “Sí”, contestó también cuando el representante Elijah Cummings, le preguntó si estaba escuchando sus pedidos a que bajara el precio de la medicina.
Una de las pocas veces que contestó algo distinto fue cuando el legislador Gowdy le sugirió que podía contestar todo lo que no tuviera que ver con las acusaciones de fraude por las que está siendo procesado separadamente.
“Tengo la intención de seguir el consejo de mi abogado, no el suyo”, le contestó desafiante.
El Congreso trata de prevenir que continúe la “especulación de precios” con los medicamentos que tienen impacto en la vida de los estadounidenses.
Shkreli adquirió notoriedad al subir el precio de una medicina conocida como Daraprim, indicada para el tratamiento de enfermedades como la toxoplasmosis, al aumentar su precio de $13.50 por cada píldora a $750.00, una vez adquirió la farmacéutica.
“Puede ver a otro lado si gusta, pero debería ver las caras de la gente a la que afecta”, le increpó Cummings, que terminó su intervención con un “Que Dios le bendiga”, como despedida.
El Senado escuchó el miércoles testimonio sobre otro caso parecido, el de una de las pocas medicinas que curan la mortal hepatitis C, y que cuesta $84.000.
El medicamente fue desarrollada por un exempleado de la Administración de Veteranos en su tiempo libre. El inventor se retiró hace tres días luego de recibir $400 millones de dólares por vender su empresa farmacéutica a un fondo de cobertura similar al que gerenciaba Shkreli.
El representante John Mica sugirió declarar en desacato a Shkreli por su falta de respeto a la Comisión, pero el presidente de la misma, Jason Chaffetz, le hizo desistir de esa idea en respeto a sus derechos constitucionales.