Luego de meses de desconfianza frente a sus aspiraciones a la nominación presidencial, el ex gobernador de Massachussets Mitt Romney parece estar ganándose poco a poco el apoyo de los conservadores dentro de las filas republicanas.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, extendió oficialmente este martes su respaldo electoral a Romney, y nueva una encuesta del Washington Post y la cadena de noticias ABC le atribuyó avances después de que la semana pasada Rick Santorum, hasta entonces favorito de los conservadores, se retiró de la contienda.
Según el sondeo, una cantidad récord de 69 por ciento de los republicanos, incluidos 80 por ciento de conservadores, dijeron tener puntos de vista favorables del ex gobernador, a quien por largo tiempo se le consideró dentro del partido como demasiado moderado.
Su equipo de campaña ha estado aproximándose sistemáticamente a grupos conservadores en busca de apoyo, y la semana pasada consiguieron el respaldo de la denominada Asociación Nacional del Matrimonio, una organización opuesta a las uniones legales de parejas del mismo sexo.
Romney también ha enfatizado públicamente que son muchas sus diferencias con Obama en materia fiscal y económica como una manera de atraerse el apoyo de quienes por sobre todas las cosas no quieren ver otros cuatro años al actual presidente en la Casa Blanca.
Con todo, el ex gobernador debe obtener aún el respaldo de líderes conservadores como el propio Santorum, que se retiró de la campaña cuando todo indicaba que no iba a lograr un triunfo en las primarias republicanas en su estado natal, Pennsylvania.
La ex aspirante a la candidatura republicana Michelle Batchmann no le ha dado todavía su apoyo, ni tampoco la ex gobernadora de Alaska, Sarah Palin, que goza de gran simpatía entre los miembros del Tea Party.
Algunos republicanos conservadores como Richard Vigerie consideran que Romney podría ayudarse a sí mismo nombrando a algún reconocido conservador para que lo acompañe como candidato a vicepresidente en la boleta republicana, como el gobernador de Louisiana, Bobby Jindal, o el senador por Florida, Marco Rubio.
La cuenta que sacan, dicen, es que Romney no es tan conservador como ellos pero al menos sí lo es mucho más que Obama.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, extendió oficialmente este martes su respaldo electoral a Romney, y nueva una encuesta del Washington Post y la cadena de noticias ABC le atribuyó avances después de que la semana pasada Rick Santorum, hasta entonces favorito de los conservadores, se retiró de la contienda.
Según el sondeo, una cantidad récord de 69 por ciento de los republicanos, incluidos 80 por ciento de conservadores, dijeron tener puntos de vista favorables del ex gobernador, a quien por largo tiempo se le consideró dentro del partido como demasiado moderado.
Su equipo de campaña ha estado aproximándose sistemáticamente a grupos conservadores en busca de apoyo, y la semana pasada consiguieron el respaldo de la denominada Asociación Nacional del Matrimonio, una organización opuesta a las uniones legales de parejas del mismo sexo.
Romney también ha enfatizado públicamente que son muchas sus diferencias con Obama en materia fiscal y económica como una manera de atraerse el apoyo de quienes por sobre todas las cosas no quieren ver otros cuatro años al actual presidente en la Casa Blanca.
Con todo, el ex gobernador debe obtener aún el respaldo de líderes conservadores como el propio Santorum, que se retiró de la campaña cuando todo indicaba que no iba a lograr un triunfo en las primarias republicanas en su estado natal, Pennsylvania.
La ex aspirante a la candidatura republicana Michelle Batchmann no le ha dado todavía su apoyo, ni tampoco la ex gobernadora de Alaska, Sarah Palin, que goza de gran simpatía entre los miembros del Tea Party.
Algunos republicanos conservadores como Richard Vigerie consideran que Romney podría ayudarse a sí mismo nombrando a algún reconocido conservador para que lo acompañe como candidato a vicepresidente en la boleta republicana, como el gobernador de Louisiana, Bobby Jindal, o el senador por Florida, Marco Rubio.
La cuenta que sacan, dicen, es que Romney no es tan conservador como ellos pero al menos sí lo es mucho más que Obama.
