La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, anunció el lunes un Referéndum en el país para llevar a cabo una reforma constitucional.
Tras reunirse con representantes de los movimientos que han congregado a miles de personas en las calles de Brasil durante las últimas semanas, Rousseff se reunió con representantes de los Estados de Brasil y con alcaldes de las diferentes provincias.
Una de las medidas concretas que propuso con respecto a esa reforma constitucional es la penalización como delito grave de la corrupción, en respuesta a uno de los gritos más escuchado estos días durante las manifestaciones.
Sin embargo, a pesar de la actitud abierta y conciliadora que Rousseff se ha esforzado por demostrar desde que empezaron las manifestaciones, los representantes del movimiento Passe Livre, organización que convocó las protestas por la subida de las tasas del transporte en Brasil, y que se reunieron el lunes con la presidenta, han declarado no estar satisfechos tras el encuentro.
Según los dirigentes del movimiento, durante el encuentro, aunque la presidenta se mostró a favor de reformar el sistema de transporte, careció de preparación. Los activistas denunciaron que la presidenta no tenía ni un plan ni tampoco medidas concretas sobre cómo mejorar la red de transporte y sobre cómo abaratar las tasas.
Rousseff también ha propuesta pactos con respecto a la sanidad y la educación, pero tampoco se han concretado las condiciones. Los movimientos y asociaciones populares aseguraron que habrá más movilizaciones.
Tras reunirse con representantes de los movimientos que han congregado a miles de personas en las calles de Brasil durante las últimas semanas, Rousseff se reunió con representantes de los Estados de Brasil y con alcaldes de las diferentes provincias.
Una de las medidas concretas que propuso con respecto a esa reforma constitucional es la penalización como delito grave de la corrupción, en respuesta a uno de los gritos más escuchado estos días durante las manifestaciones.
Sin embargo, a pesar de la actitud abierta y conciliadora que Rousseff se ha esforzado por demostrar desde que empezaron las manifestaciones, los representantes del movimiento Passe Livre, organización que convocó las protestas por la subida de las tasas del transporte en Brasil, y que se reunieron el lunes con la presidenta, han declarado no estar satisfechos tras el encuentro.
Según los dirigentes del movimiento, durante el encuentro, aunque la presidenta se mostró a favor de reformar el sistema de transporte, careció de preparación. Los activistas denunciaron que la presidenta no tenía ni un plan ni tampoco medidas concretas sobre cómo mejorar la red de transporte y sobre cómo abaratar las tasas.
Rousseff también ha propuesta pactos con respecto a la sanidad y la educación, pero tampoco se han concretado las condiciones. Los movimientos y asociaciones populares aseguraron que habrá más movilizaciones.