Los hermanos Chérif y Said Kouachi son los principales sospechosos en el ataque terrorista a las oficinas de la revista satírica Charlie Hebdo en la capital francesa.
Chérif Kouachi ha estado en la órbita de las autoridades francesas por más de una década.
Originalmente, Chérid trabajó como repartidor de pizza y en la pescadería de un supermercado.
Tras una investigación de tres años, recibió una sentencia en 2008 a tres años de cárcel por tratar de enviar a una docena de potenciales yihadistas a Irak.
Su sentencia fue suspendida en 18 meses porque ya había pasado suficiente tiempo en prisión preventiva.
Durante la investigación del caso, se determinó que los hermanos Kouachi son de ascendencia argelina. Chérif creció en orfanatos en el área de Rennes, en el oeste francés.
El interés de Chérif en la versión más violenta del Islam nació de la invasión de Estados Unidos a Irak en 2003, según la investigación, particularmente por el maltrato a musulmanes en la prisión de Abu Ghraib.
Si bien Chérif mantuvo un alto perfil en sus intenciones de atacar a occidente, su hermano Said era más reservado.
Durante el juicio, Chérid Kouachi fue descrito como bajo la influencia de un predicador musulmán radical, Farid Benyettou, en la mezquita Addawa en el distrito 19 de París.
En la oportunidad, Kouachi quería atacar objetivos judíos en Francia, pero Benyettou le dijo que, a diferencia de Irak, el país europeo no era "una tierra de la yihad".
Chérif Kouachi, hoy de 32 años, y Said Kouachi, de 34, regresaron recientemente desde Siria donde pasaron el verano. Agencias de seguridad estadounidense señalaron que ambos hermanos estaban en listas de prohibición de volar, y habrUan recibido instrucción militar con Al Qaeda en Yemen.
El tercer sospechoso de un joven de 18 años, Hamid Mourad, quien la noche del miércoles se entregó a las autoridades. No se sabe si tuvo algún rol en el ataque o la razón por la cual fue nombrado como sospechoso.
El líder del grupo terrorista Estado islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, ha llamado a los extremistas no a luchar en Siria e Irak, sino a lanzar ataques en sus países de residencia, especialmente las naciones que forman parte de la coalición internacional luchando en el Medio Oriente.
Ataques recientes en Canadá, Australia y ahora Francia están conectados con ese llamado, según investigaciones policiales.