No solo es Prince o Michael Jackson sino los jóvenes sin fama, en familias estadounidenses promedio, los que están sufriendo las consecuencias de una ola de adicción a los opioides analgésicos en Estados Unidos, como nunca se había visto.
El Congreso estadounidense tratará esta semana una serie de proyectos de ley que buscan enfrentar esa realidad: Estados Unidos representa solo el 5% de la población mundial, pero los estadounidenses consumen el 80% de los analgésicos del mundo.
Se estima que 4,5 millones de personas son adictos a los fármacos opioides que solo se obtienen bajo receta, en EE.UU.
“Las muertes están sucediendo cada hora, todos los días, en todo el país”, dice la representante republicana por Indiana Susan Brooks, quien es coauspiciante de una de las propuestas que se enfoca en la llamada “cultura” de prescribir analgésicos demasiado pronto y demasiado fácil, sin considerar los posibles peligros.
La de Brook es una de las 18 iniciativas que serán sometidas a votación en la Cámara de Representantes, esta semana.
El Senado considera legislaciones similares y, en un raro emprendimiento bipartidista, tanto demócratas como republicanos esperan unificar sus esfuerzos para que el presidente firme una propuesta integral que se convierta en ley.
