Un salvadoreño que dice haber vivido en México por muchos años salió a pescar tiburones hace 13 meses y apareció la semana pasada en las remotas Islas Marshall, a 8.800 kilómetros de las costas de México.
Visiblemente sorprendido luego de que le dijeron dónde estaba, un país del que nunca había oído, sus primeras palabras al ver tierra fueron "¡Dios mío!".
José Salvador Alvarenga, de 37 años, salió el 21 de diciembre de México, en un bote de 7 metros de fibra de vidrio, acompañado de un adolescente llamado Ezequiel. El pescador relató que una tormenta los alejó de la costa y los puso a la deriva.
De acuerdo a Alvarenga, su compañero Ezequiel murió cuatro meses después de la tormenta, mientras él sobrevivió comiendo pescado crudo, tortugas y pájaros hasta llegar al atolón Ebon en el Océano Pacífico la semana pasada.
El pescador mostraba una espesa barba rojiza, cara demacrada y rodillas inflamadas, pero pudo caminar por sí mismo y desesperadamente pidió pan: sus padres en El Salvador son panaderos.
Sin embargo, la increíble historia genera dudas. De acuerdo al secretario de asuntos exteriores de las Islas, Gee Bing, Alvarenga no parecía lo suficientemente delgado cuando lo encontraron, pero tampoco nadie puede explicar su aparición en las islas, una república en libre asociación con Estados Unidos.
El mismo Alvarenga dijo entender que "la historia puede ser increíble para la gente", pero dijo que mantuvo su mente en Dios. "Si hubiera tenido que morir, habría estado en compañía de Dios, asi que no tuve miedo", dijo.
De ser cierta, su odisea se colocaría entre las grandes historias de supervivencia en el mar.
Visiblemente sorprendido luego de que le dijeron dónde estaba, un país del que nunca había oído, sus primeras palabras al ver tierra fueron "¡Dios mío!".
José Salvador Alvarenga, de 37 años, salió el 21 de diciembre de México, en un bote de 7 metros de fibra de vidrio, acompañado de un adolescente llamado Ezequiel. El pescador relató que una tormenta los alejó de la costa y los puso a la deriva.
De acuerdo a Alvarenga, su compañero Ezequiel murió cuatro meses después de la tormenta, mientras él sobrevivió comiendo pescado crudo, tortugas y pájaros hasta llegar al atolón Ebon en el Océano Pacífico la semana pasada.
El pescador mostraba una espesa barba rojiza, cara demacrada y rodillas inflamadas, pero pudo caminar por sí mismo y desesperadamente pidió pan: sus padres en El Salvador son panaderos.
Sin embargo, la increíble historia genera dudas. De acuerdo al secretario de asuntos exteriores de las Islas, Gee Bing, Alvarenga no parecía lo suficientemente delgado cuando lo encontraron, pero tampoco nadie puede explicar su aparición en las islas, una república en libre asociación con Estados Unidos.
El mismo Alvarenga dijo entender que "la historia puede ser increíble para la gente", pero dijo que mantuvo su mente en Dios. "Si hubiera tenido que morir, habría estado en compañía de Dios, asi que no tuve miedo", dijo.
De ser cierta, su odisea se colocaría entre las grandes historias de supervivencia en el mar.