La agencia científica nacional de Australia ha instalado sensores especializados en la sección sur de la Gran Barrera de Coral para ayudar a monitorear y pronosticar la escorrentía -escurrimiento del agua de lluvia por la red de drenaje- de sedimentos. Los expertos la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO) dicen que estas descargas pueden dañar el ecosistema marino de este lugar, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Los investigadores de CSIRO dicen que su sistema de sensores, instalado durante los últimos meses en la sección sur de la Gran Barrera de Coral, es el primero de su tipo en el mundo. Comprueba la calidad del agua utilizando una combinación de sensores especializados y datos satelitales. Los detalles se dieron a conocer este miércoles.
Los expertos esperan desarrollar una red integrada de monitoreo de la calidad del agua tierra-espacio utilizando sensores en el agua y los satélites de observación de la Tierra existentes. La inteligencia artificial también se utilizaría para ayudar a analizar los datos.
El sistema analiza el flujo de sedimentos y carbono orgánico disuelto desde el río Fitzroy hasta la bahía de Keppel en el centro de Queensland, que se encuentra en la región sur de la Gran Barrera de Coral. El sistema está diseñado para proporcionar una alerta temprana de la presencia de algas y contaminantes nocivos.
El arrecife es uno de los siete sitios de prueba de la misión AquaWatch Australia de CSIRO. Este es el nombre del proyecto de monitoreo del agua tierra-espacio. El equipo de investigación espera tener hasta 15 sitios probando el sistema para 2026.
Alex Held, director del proyecto, explicó a la Voz de Améreica el jueves que los sedimentos pueden impedir que la luz solar llegue al fondo marino.
"Por supuesto, los sedimentos pueden bloquear la luz y, por tanto, también reducir el crecimiento y la fotosíntesis de las praderas marinas y otras algas en la zona costera", afirma Held. "También pueden tener un efecto si forman una pequeña capa encima de los arrecifes de coral. Es un problema constante".
Held dijo que los sensores y satélites monitorearán la efectividad de los programas para reducir la escorrentía de sedimentos de los ríos al mar.
"Ya existen varios programas gubernamentales para ayudar con eso", dijo Held. "Incluirán el mantenimiento de la vegetación a lo largo de los lechos de los ríos y pequeños afluentes para reducir los sedimentos y la erosión. Por lo tanto, el gobierno ya está haciendo bastante de eso".
La Gran Barrera de Coral se enfrenta a una serie de amenazas, incluido el cambio climático, la contaminación y la escorrentía de pesticidas y fertilizantes agrícolas, así como las estrellas de mar con corona de espinas que se alimentan de corales.
El sistema de coral más grande del mundo se extiende a 2.300 kilómetros de la costa noreste de Australia y fue incluido en la Lista del Patrimonio Mundial de las Naciones Unidas en 1981. Es la única forma de vida visible desde el espacio.