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Sentencian a narcotraficante "La Barbie" a 49 años de cárcel


Edgard Valdez Villarreal, también ciudadano estadounidense y lugarteniente del cartel de los capos Beltrán Leyva, es acusado de traficar miles de kilogramos de cocaína hacia Estados Unidos entre 2004 y 2006. Fue capturado en agosto de 2010.
Edgard Valdez Villarreal, también ciudadano estadounidense y lugarteniente del cartel de los capos Beltrán Leyva, es acusado de traficar miles de kilogramos de cocaína hacia Estados Unidos entre 2004 y 2006. Fue capturado en agosto de 2010.

Un hombre nacido en Texas, que según fiscales recurrió a actos de violencia despiadada para ascender por las filas de un cártel mexicano del narcotráfico hasta tomar el control, fue sentenciado el lunes a casi cincuenta años de prisión por un juez federal en Atlanta.

Edgar Valdez Villarreal, conocido como "La Barbie" por su tez y ojos claros, fue sentenciado a 49 años y un mes de cárcel, y también se le confiscaron 192 millones de dólares, que a decir de los fiscales es un cálculo conservador del valor de la cocaína que introdujo en Estados Unidos.

Valdez, de 44 años, nació y creció en la localidad de Laredo, Texas, fronteriza con México, y comenzó a vender marihuana cuando todavía jugaba de linebacker en un equipo de fútbol americano, dijeron los fiscales.

La Barbie comenzó a subir puestos en el cártel de los Beltrán Leyva cuando los jefes de esa organización estaban asociados con Joaquín "El Chapo" Guzmán y el cártel de Sinaloa, agregaron.

A Valdez le gustaba un estilo de vida ostentoso y a través de los medios se forjó una imagen dirigida a impresionar a personas e intimidar a sus rivales, dijo la fiscal Elizabeth Hathaway en la corte. Valdez vestía buenos trajes y tenía propiedades lujosas, entre ellas un rancho con un zoológico que tenía un león.

El equipo de seguridad de Valdez capturó a un miembro de la organización delictiva rival de los Zetas enviado para que lo asesinara durante una guerra por el control de territorios. En un video se ve a Valdez y a otros cuando interrogan al hombre, al que después matan de un disparo en la cabeza, de acuerdo con los fiscales. Valdez envió el video a medios noticiosos e incluso a fuerzas policiales de Estados Unidos.

En su audiencia de sentencia, una de sus seis hermanas y su hermano solicitaron al juez que fuera indulgente. Los padres, hermanos, sobrinas y sobrinos de La Barbie, llenaron la sala.

Carla Valdez, quien labora como fiscal en Texas, dijo al juez federal William Duffey que ella y sus hermanos fueron criados por padres humildes y trabajadores que les infundieron valores y principios morales firmes.

Carla Valdez dijo que su hermano se descarrió e insistió en que él es buena persona.
Duffey señaló que le era difícil entender cómo fue que Valdez se corrompió a pesar de su firme contexto familiar.

"¿Por qué es usted una fiscal y por qué su hermano un delincuente?, preguntó Duffey a Carla Valdez.

Esa es una pregunta que la familia se hace todos los días, respondió.
Después de que efectivos de la Marina mexicana mataron a Arturo Beltrán Leyva en diciembre de 2009, Valdez y el hermano de Beltrán Leyva, Héctor, lanzaron una guerra sangrienta por el control de territorios en la que aparecían en las calles cadáveres desmembrados y decapitados, y a menudo colgando de puentes en Cuernavaca y Acapulco.

La policía federal mexicana arrestó a Valdez y cuatro sujetos más en una casa de campo en las afueras de la Ciudad de México en agosto de 2010. El entonces presidente mexicano Felipe Calderón se refirió a Valdez como "uno de los criminales más buscados en México y en el extranjero".

La Barbie fue una de 13 personas que México extraditó a Estados Unidos en septiembre de 2015. Se declaró culpable en enero de 2016 de los cargos de asociación delictuosa para importar y distribuir cocaína y de asociación delictuosa para lavar dinero.

El abogado defensor Buddy Parker subrayó que su cliente había cooperado con agentes estadounidenses incluso antes de que lo arrestaran en 2010 lo que puso su vida en peligro. Valdez consideró entregarse a la justicia, pero tuvo mucho miedo de que eso pusiera en grave peligro a su familia, dijo Parker cuando solicitó al juez que se apegara a la sentencia más baja posible y condenara al acusado a 30 años de cárcel.

Duffey manifestó escepticismo y subrayó que aun cuando Valdez se había comunicado con agentes de Estados Unidos, continuaba arreglando envíos regulares de cocaína hacia el país.

Hathaway aprovechó ese escepticismo y pidió al juez que impusiera una sentencia de 55 años. Cuando pasaba información a la policía estadounidense, dijo la fiscal, Valdez "estructuraba una situación para que sus competidores fueran capturados por la ley".

La fiscal reconoció que Valdez había cooperado y ahorrado dinero y esfuerzo al gobierno por declararse culpable con celeridad, pero afirmó que era necesario que le impusieran una sentencia severa para enviar un mensaje a otros traficantes.

Valdez dijo al juez que aceptaba la responsabilidad de sus malas acciones y se disculpó ante su familia. Señaló que le gustaría que su vida sirva de ejemplo para los jóvenes sobre los peligros de involucrarse en el narcotráfico.

"No soy una mala persona", dijo Valdez al juez. "Soy una buena persona que ha tomado malas decisiones".
Esas palabras no convencieron a Duffey, quien dijo a Valdez que sus acciones eran despreciables y equivalían a una traición a su familia y su país.

El juez dijo que no percibió ninguna sensación de remordimiento en Valdez por inundar de drogas comunidades estadounidenses.
"Usted no se ha ganado el derecho a vivir en una comunidad estadounidense", declaró Duffey.

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