Tras tres cancelaciones seguidas de lanzamiento, la compañía estadounidense SpaceX lanzó el cohete Falcon 9.
El cohete lleva un satélite espacial climatológico a un destino a más de 1.600 millones de kilómetros de distancia y a 148 millones de kilómetros del sol, donde los campos gravitacionales son neutralizados.
La misión del satélite es observar la Tierra desde la distancia y monitorear las explosiones solares que pueden interrumpir las comunicaciones y la energía en la Tierra.
Además, el cohete intentará por segunda vez aterrizar en una plataforma flotante.
El lanzamiento del cohete e intento de amarizaje debió llevarse a cabo el domingo por la tarde, pero la pérdida de la señal de un radar de la Fuerza Aérea, necesario para la operación, hizo que el intento se pospusiera para el martes a las 6:05 p.m. hora local.
Se suponía que el lanzamiento estaba programado para el lunes por la tarde, pero intensas lluvias obligaron a posponerlo nuevamente.
El martes, la compañía lo canceló por vientos fuertes.
Un primer intento de amarizaje el mes pasado, “cercano pero infructuoso”, terminó con el componente del cohete cayendo al mar, probablemente por falta de insuficiente fluido hidráulico.
En esta ocasión se espera que el propulsor, debido a que llevará más fluido hidráulico y a su trayectoria particular, regrese más rápido.
La plataforma en la que caerá el cohete, es más pequeña que un campo de fútbol y ha sido apodada "sólo lee las instrucciones". Personal de SpaceX estará a 40 kilómetros de distancia de la misma, en una embarcación de recuperación.
SpaceX trabaja por contrato para la NASA y es propiedad del multimillonario emprendedor, Elon Musk.
