La probabilidad de que haya habido una explosión en el submarino argentino desaparecido en el Atlántico Sur, provocó el jueves la ira de algunos familiares de los tripulantes, quienes insultaron a las autoridades argentinas y las responsabilizaron de la tragedia.
“Me acabo de enterar de que me quedé viuda”, dijo la esposa de Fernando Santilli, uno de los tripulantes, llorando desconsoladamente, mientras otros familiares se abrazan entre ellos llorando.
Itatí Leguizamón, esposa del tripulante Germán Suárez, dijo que las autoridades les confirmaron que hubo una explosión en el Atlántico el 15 de noviembre alrededor de las 11 de la mañana, apenas horas después de que la nave enviara su última comunicación.
“El submarino descendió a 3.000 metros y eso es todo lo que saben (...) No fue localizado pero dicen que está 3.000 metros”, dijo Leguizamón.
El portavoz de la Armada, Enrique Bali, confirmó la información sobre un evento violento consistente con una explosión bajo el Atlántico Sur, el mismo día y en un lugar cercano a la última posición reportada por el submarino que desapareció con sus 44 tripulantes hace más de una semana.
“Estamos hablando de un evento anómalo, singular, corto, violento, no nuclear, consistente con una explosión”, dijo el jueves a los periodistas.
Por otro lado, la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires dijo a la agencia Reuters que un objeto detectado el miércoles por la tarde cerca de donde se perdió contacto con el submarino, no se trataría de la nave perdida.
Los análisis que realizaron equipos del país norteamericano indicaron que podría tratarse de un monte bajo el mar. “No es el submarino”, afirmó en un correo electrónico enviado en la mañana del jueves.
Fueron las novedades más recientes de un caso que mantiene en vilo a la Argentina y que ha involucrado a líderes mundiales como Donald Trump y Vladimir Putin.
El portavoz de esta fuerza, el capitán Enrique Balbi, informó a los periodistas que Estados Unidos y agencias especializadas en la materia analizaron exhaustivamente este nuevo dato, lo que permitió determinar que el ruido se había producido el miércoles 15 de noviembre por la mañana a unos 48 kilómetros (30 millas) al norte de su última posición registrada.