Tras su exitoso aterrizaje en el planeta Marte, la sonda Curiosity de la NASA buscará ahora tratar de establecer rastros de vida pasada en el planeta rojo.
En una nueva hazaña tecnológica, la sonda interplanetaria penetró un gigante cráter de Marte enviando de inmediato una señal de “Aterrizaje confirmado” al Laboratorio de Propulsión donde también se recibieron las primeras fotografías en blanco y negro del interior del agujero.
Para Adriana Ocampo, geóloga planetaria de la NASA, se trató de un aterrizaje extraordinario y perfecto. Fue un despliegue de ingeniería de riesgo, en un intento de acrobacia dentro de los primeros "siete minutos de terror", mientras Curiosity se deslizaba a través de la atmósfera marciana a 20.920 kilómetros por hora (13.000 mph).
“Es un camión, es el vehículo más grande que el ser humano ha enviado a una superficie planetaria, y el de mayor avance. Se ha aterrizado y dejado reposar sobre la superficie marciana, de una forma muy suave para que no sufriese ningún daño", afirmó la experta.
Ocampo explicó que "cuando recibimos las primeras imágenes en el las que se confirmó que podíamos ver las ruedas del 'Curiosity' y su propia sombra en el suelo marciano, fue una emoción muy grande y la realización de un sueño que pasó de ser ciencia ficción a realidad".
Se trata del séptimo aterrizaje de la NASA en el planeta vecino de la Tierra, una destreza difícil de adquirir, como atestiguan los muchos intentos fracasados realizados por Estados Unidos y otros países en pasar cerca, darle la vuelta o aterrizar.
El viaje tardó más de ocho meses y abarcó 567 millones de kilómetros (353 millones de millas).
En una nueva hazaña tecnológica, la sonda interplanetaria penetró un gigante cráter de Marte enviando de inmediato una señal de “Aterrizaje confirmado” al Laboratorio de Propulsión donde también se recibieron las primeras fotografías en blanco y negro del interior del agujero.
Para Adriana Ocampo, geóloga planetaria de la NASA, se trató de un aterrizaje extraordinario y perfecto. Fue un despliegue de ingeniería de riesgo, en un intento de acrobacia dentro de los primeros "siete minutos de terror", mientras Curiosity se deslizaba a través de la atmósfera marciana a 20.920 kilómetros por hora (13.000 mph).
“Es un camión, es el vehículo más grande que el ser humano ha enviado a una superficie planetaria, y el de mayor avance. Se ha aterrizado y dejado reposar sobre la superficie marciana, de una forma muy suave para que no sufriese ningún daño", afirmó la experta.
Ocampo explicó que "cuando recibimos las primeras imágenes en el las que se confirmó que podíamos ver las ruedas del 'Curiosity' y su propia sombra en el suelo marciano, fue una emoción muy grande y la realización de un sueño que pasó de ser ciencia ficción a realidad".
Se trata del séptimo aterrizaje de la NASA en el planeta vecino de la Tierra, una destreza difícil de adquirir, como atestiguan los muchos intentos fracasados realizados por Estados Unidos y otros países en pasar cerca, darle la vuelta o aterrizar.
El viaje tardó más de ocho meses y abarcó 567 millones de kilómetros (353 millones de millas).
