Ecuador amaneció el viernes en medio de una tensa calma después de que fuera decretado el estado de excepción emitido el jueves por el presidente Lenín Moreno.
La situación se agravó después de que transportistas bloquearon carreteras y manifestantes chocaron con la policía en Quito, en rechazo a la decisión del gobierno de eliminar los subsidios a los combustibles.
El corresponsal de la Voz de América, Gustavo Ortega, reportó desde la capital ecuatoriana versiones de que el jueves se reportaron también 19 arrestos y denuncias de miembros de la prensa de obstrucciones a sus actividades por parte de las autoridades.
La presidencia emitió comunicados que llamaron al respeto a las actividades de la prensa, pero las autoridades no se responsabilizaron de las denuncias de excesiva fuerza hacia los periodistas ni fijaron una posición al respecto.
Para este viernes se esperan nuevas declaraciones del ejecutivo. El jueves por la noche solo se informó que los focos de violencia estaban controlados.
La medida del presidente Moreno implica que se restringen en Ecuador algunas libertades y se permite a las autoridades tomar bienes públicos o privados para restablecer la normalidad de las actividades sociales, además de dotar de custodia adicional a las áreas estratégicas como refinerías, aeropuertos y plantas de generación.
En una conferencia de prensa Moreno dijo que con la declaración se busca “afrontar un momento especial por los focos de violencia que se han creado por grupos consabidos que pretenden hacer daño y desestabilizar al gobierno constituido”.
La Voz de América está dando seguimiento a esta crisis y continuará reportando todo lo que acontezca en Ecuador.