El gobierno interino de Bolivia ha desplegado militares en las calles del país para evitar la convulsión social. Al mismo tiempo, Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Evo Morales, amenaza con movilizaciones para el próximo 22 de enero.
Según informó el diario boliviano La Razón, los sectores que respaldan al gobierno del expresidente Evo Morales consideran esta medida como "una provocación que no contribuye a pacificar el país".
Por su parte, dice el diario, quienes apoyan la gestión transitoria de Jeanine Áñez, "creen que la presencia de los uniformados es necesaria, ante las amenazas del inicio de movilizaciones el 22 de enero, cuando concluye la gestión constitucional 2015-2020 y acaba el mandato de Morales".
Infobae informó que, desde el jueves, se han desplazado contingentes militares y policiales en el centro de la sede de Gobierno, en la ciudad de El Alto y, sobre todo, en la zona de Chapare, considerado el bastión de Evo Morales y la base de operaciones de los sindicatos cocaleros.
El ministro de Defensa del gobierno interino, Fernando López, anunció que el patrullaje se realizará hasta el 24 de enero. La medida coincide, dice el diario La Razón, con el ingreso de alrededor de 300 militares al trópico de Cochabamba para hacer un curso de salto en paracaídas, lo que generó malestar entre los pobladores de esa zona, donde predominan seguidores del MAS.
El ministro también señaló, según la publicación local, que la medida de seguridad en el país sirve para garantizar la paz de cara a los comicios del 3 de mayo: “Hoy más que nunca estamos unidos para dar paz y tranquilidad a toda la población. Hemos sido permanentemente amenazados y agredidos, seguimos creyendo en la paz y el diálogo, y dentro de ese concepto de paz está la prevención ante las amenazas”.
La Defensoría del Pueblo, por su parte, emitió un texto expresando la preocupación "por el despliegue, en las últimas horas, de las Fuerzas Armadas para ser parte de acciones conjuntas coordinadas por la Policía Boliviana”.
