El manifiesto deseo de Bradley Manning de cambiar de sexo, y de nombre –a Chelsea—, podría ser más complicado, más largo y más caro de lo que acaso el soldado se pueda haber imaginado.
Manning, sentenciado el miércoles a 35 años de cárcel, degradado a soldado raso y dado de baja deshonrosa por filtrar documentos secretos al sitio web anti secretos WikiLeaks, dio a conocer el jueves que quiere comenzar un tratamiento hormonal “tan pronto como sea posible”.
Aparte de que el ejército dice que no proporciona ese tratamiento y que no se permitirá a Manning utilizar una peluca o un sostén, no hay registros de ningún recluso que haya recibido este tipo de terapia o cirugía para cambio de sexo en las prisiones de Estados Unidos.
La terapia de reemplazamiento hormonal –que consiste en la aplicación de estrógeno para cambiar de hombre a mujer y de testosterona para la transición de mujer a hombre—puede tomar de dos a tres años, aunque sus efectos irreversibles como los de una piel más suave, el crecimiento de los pechos y cierta recomposición muscular, puede obtenerse dentro de los primeros seis a nueve meses.
La terapia hormonal puede costar hasta $400 dólares mensuales.
El doctor Sherman Leis, un cirujano del Centro de Cirugía Transgénero citado por el sitio web de National Geographic, dice que para que un paciente se someta a una operación de cambio de sexo debe recibir terapia hormonal y vivir como una mujer –con todo y vestido y estilo de vida—durante al menos un año antes de la operación.
Adicionalmente son necesarias dos cartas de especialistas en salud mental certificando la conveniencia del cambio de sexo.
Según un psiquiatra que testificó en el juicio de sentencia, Manning padece de la condición de “disforia sexual”, término que de acuerdo al manual de Desórdenes Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, sustituye al usado anteriormente de “trastorno de identidad sexual” que le fue diagnosticado al soldado en 2010.
La lucha de Manning con ese trastorno sexual —su percepción de que él es una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre— fue una parte clave de su defensa.
Si bien Manning encarará obstáculos enormes para completar su deseo de convertirse en mujer, no tiene nada más que perder durante los años en prisión que le esperan.
Manning, sentenciado el miércoles a 35 años de cárcel, degradado a soldado raso y dado de baja deshonrosa por filtrar documentos secretos al sitio web anti secretos WikiLeaks, dio a conocer el jueves que quiere comenzar un tratamiento hormonal “tan pronto como sea posible”.
Aparte de que el ejército dice que no proporciona ese tratamiento y que no se permitirá a Manning utilizar una peluca o un sostén, no hay registros de ningún recluso que haya recibido este tipo de terapia o cirugía para cambio de sexo en las prisiones de Estados Unidos.
La terapia de reemplazamiento hormonal –que consiste en la aplicación de estrógeno para cambiar de hombre a mujer y de testosterona para la transición de mujer a hombre—puede tomar de dos a tres años, aunque sus efectos irreversibles como los de una piel más suave, el crecimiento de los pechos y cierta recomposición muscular, puede obtenerse dentro de los primeros seis a nueve meses.
La terapia hormonal puede costar hasta $400 dólares mensuales.
El doctor Sherman Leis, un cirujano del Centro de Cirugía Transgénero citado por el sitio web de National Geographic, dice que para que un paciente se someta a una operación de cambio de sexo debe recibir terapia hormonal y vivir como una mujer –con todo y vestido y estilo de vida—durante al menos un año antes de la operación.
Adicionalmente son necesarias dos cartas de especialistas en salud mental certificando la conveniencia del cambio de sexo.
Según un psiquiatra que testificó en el juicio de sentencia, Manning padece de la condición de “disforia sexual”, término que de acuerdo al manual de Desórdenes Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, sustituye al usado anteriormente de “trastorno de identidad sexual” que le fue diagnosticado al soldado en 2010.
La lucha de Manning con ese trastorno sexual —su percepción de que él es una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre— fue una parte clave de su defensa.
Si bien Manning encarará obstáculos enormes para completar su deseo de convertirse en mujer, no tiene nada más que perder durante los años en prisión que le esperan.